5- parte 2

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Joss Pierce

—No creas que no note como te comías a Jean con la mirada pequeña pervertida.

Mis ojos se abrieron como platos y casi me ahogó con mi propia saliva.

Bueno eso de que Jean me gustaba de niña, no era para nada un secreto para mi mamá, incluso sin contárselo, ella se daba cuenta.

—Mamá claro que no.

—No, no me molesta, es bueno que empieces a interesarte en una persona real —Tomó de su café mirándome seriamente.

—¿A que te refieres con "una persona real"? —Hice comillas— ¿Crees que no soy capaz de fijarme en hombres reales?.

—¿Te recuerdo a Jayden?

La miré fijamente, ella también hizo lo mismo y giré la cara hacia otro lado suspirando.

—Puede que seas capaz mientras crezcas, pero por el momento dudo eso, lo sabes nena, no necesito repetirte en que tipo de mundo ficticio vives.

Eso me dejó indignada, lo sé es cierto pero que me lo repitan es molesto, yo soy capaz de fijarme en una persona que no sea tinta y papel.

O eso me hacía creer.

Entonces me resigne.

—Jean no me gusta.

Y es verdad, se los juro que es verdad, Jean me parece un hombre muy atractivo y solo bromeo con algunas cosas.

—Eso te quieres hacer creer por Max.

—Que no me gusta, es solo guapo y ya —Hice puchero y rodee los ojos— Ya me voy a dormir mañana tengo clases —Mi madre se acercó a mi dándome un beso en la frente y una pequeña palmada en la cabeza.

—Te amo, buenas noches linda —Acaricio mi pelo. Y me sonrió.

—También yo, que descanses.

—Espero y sigas con telarañas por allá abajo porque te cuelgo Josselyn —Me apuntó con el dedo levantando una ceja.

Me sonroje al instante, solo mi mamá sabía la primera vez que estuve con un patan y lo pésimo que fue.

—No he tenido relaciones mamá, no te preocupes —Dije sarcásticamente y riendo.

—Más te vale, ahora ve a dormir.

Le avente un beso con la mano y subí las escaleras, si no fuera por el cariño de mi madre no se que sería de mi, gracias a ella es porque sigo adelante, juramos tenernos mucha confianza y es lo que hago y espero que ella también lo haga...

°°°

Iba en camino a la clase de historia, a mi parecer no fuera tan aburrida si soltaran de una vez la historia de Benito Juárez. Lo único que tomaba por bueno de esta clase, era la hora de lectura o simplemente hacer dibujos.

Esta era la famosísima clase donde me tomaron por tonta al equivocarme con una palabra. Fui a mi lugar y por suerte no había venido la persona que se sentaba a lado de mi, me gustaba mucho más estar sola.

Dejé mi bolso por un lado y me senté, me dolía un poco la cabeza, no tuve tiempo de arreglar mi pelo y por supuesto tampoco de maquillarme, me sentía fatal, pase mi mano por toda mi cara y recargue mis codos en la mesa dejando caer mi cabeza y acostarme.

—Maestra están invadiendo mi lugar.

Escuche diciendo a una persona a lado mío, había escuchado esa voz antes, claro, sabia de quien se trataba, levante mi rostro confirmando mis sospechas y si.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora