29- Me aterra saberlo.

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Joss Pierce

—¿Como sigues?.

He escuchado tanto esa pregunta estas últimas tres semanas que ya empezaba a estresarme, y no es raro de mi, todo me estresa pero... Esta pregunta me hace recordar a el, a Evan.

—Me siento mejor.

Y es verdad, aún lo quiero pero mis sentimientos por el cada vez son menos. Siempre me viene a la cabeza la idea de que en estos momentos debe estar acostándose con Sloane, eso hacia que mi cariño se esfumara.

—Te ves mejor.

—Lo se —Le sonreí.

—¿Que harás está tarde? —Max me preguntó.

—Es domingo, supongo que estar acostada.

—¿No irás al partido?.

—¿Cuál?.

—El de Theo, Jeff... Aiden... —En cuanto dijo ese último nombre, su codo se pegó varias veces a mi brazo y con una sonrisa perversa lo insinuó.

—Ni siquiera lo pienses.

—¿Me vas a decir que no te interesa?.

—Porsupuesto que no Max, es Aiden.

Le dije como si eso fuese obvio.

No le he contado lo de aquella noche, aquella noche donde estuvimos en un momento caótico, no lo creí necesario, sentí algo raro el decirle a Max, no se cómo reaccionaria o... Cómo me sentiría yo al decirle.

—Si, tienes razón, no me imagino a ustedes dos teniendo algo, qué raro sería —Hizo una línea con sus labios—. Si cambias de opinión ahí te veré —Ella me tomo de la muñeca sonriendo tiernamente, bajo su mirada ahí mismo y frunció el ceño—. ¿Tu pulsera? ¿La haz perdido?.

¿Mi pulsera?.

Miré a mi muñeca y es ahí cuando recordé la pulsera que mi madre me dió al cumplir los ocho años, no puede ser, debió haberse caído ¿Pero en donde?, esa pulsera es de suma importancia para mi, también para mi madre, marca muchas etapas de mi vida y significaba mucho para mi. Entonces recordé, claro, al salir del armario de Aiden mi pulsera debió haberse enredado de alguna forma entre toda la ropa de el, me fui tan rápido de ahí que no me había percatado de ello, hasta ahora.

Odio mi vida.

—Oh, mierda —Cerre los ojos ante el recuerdo.

Definitivamente no le diría a Aiden que había olvidado mi pulsera ahi, últimamente me he sentido rara después de lo que pasó hace tres días, porque desde ese momento no habíamos hablado más, el saber que Aiden provocó muchas cosas dentro de mi, me ponía los pelos de punta y prefería evitarlo.

Debo recuperar mi pulsera.

—¿A que hora dices que es ese dichoso partido? —Pregunté.

—En una hora, de hecho ya debo irme, Jean debe estar furioso por mi ausencia le prometí llegar temprano para poder irnos.

—Descuida, nos vemos luego.

—Adios.

Y se fue.

Mi única opción ahora era: ir a casa de Aiden entrar sin que nadie se de cuenta e irme, es fácil ademas de que estará en su partido y lidiar con los guaruras en la entrada era pan comido.

No.

Debo pensarlo bien, sus guarda-espaldas le dirán que yo entre, entonces debo entrar por otro lado.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora