15- Hola cariño

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Sloane mucho gusto, soy tu puta perdición

Joss Pierce

—¿Fiesta de disfraces?.

Me sorprendió el hecho de que ahora que estoy en la preparatoria de Max cada mes querían hacer una fiesta temática, y no digo que sea malo, es divertido, son los únicos días dónde puedo vestirme como una chica sexy sacada de un libro de fantasía. Eso era divertido. Creer que soy una gótica, aún que mi cabeza me hacía pensar que me veía sexy.

—Si, está vez la temática será de los 20s ya falta menos de dos semanas y deberías ir buscando tu vestido —Max analizó todo mi cuerpo intentando imaginarme como el vestido— Te quedaría uno color blanco, tus ojos resaltan con colores brillantes.

—¿Ya tienes el tuyo?.

Max frunció su labio de abajo y respondió después de hacer un "Hm".

—No, pero mi madre era fanática de los años 20s, tiene uno que otro vestido que logro comprar con unos coleccionistas, si tengo suerte te conseguiré uno.

—Tu siempre sacándome de apuros —Fingi estar conmovida, y es verdad no hay día que ella no resuelva mis problemas de belleza, ella era experta en eso.

—Y sobre la fiesta de este sábado... —La interrumpo.

—¿Fiesta? ¿Otra?.

—Está no será del instituto. Es una simple fiesta que hará alguien de la preparatoria en su casa, todos hablan de eso no se porque tú no estás enterada, ¿vives de bajo de una roca? —Sonó sorprendida.

Intenté hablar pero mis palabras se quedaron bloqueadas ¿por qué?: al escuchar la hermosa voz masculina del hermano de Max. Jean.

Es ahí cuando desvíe mi mirada de el comportandome indiferente. Finjiendo que aquel hombre guapo caminando hacia nosotras no era mi amor platónico desde el kinder si no un simple chico común que pasaba por aquí.

—Maxine podemos irnos ya, llegaré tarde al entrenamiento —Jean dijo con su voz de Dios olímpico. Tenía una voz muy varonil y ronca, no era intimidante.

Llevaba unos pantalones pegados a su cuerpo color grises, una camisa azul con el número 89 en color amarillo en la parte superior de su pecho. Y en su mano llevaba un casco de Béisbol.

Se encontraba despeinado, sus rulos rubios caían en su cara, eso lo hacía ver atractivo aún que ya lo era. Su mirada se fijó en mi y sonrió, sonrió gentil y me saludo.

—Hola Josh, que tal —No perdió su gentileza.

Me quedé ahí parada de tras del pequeño balcon del restaurante de los Dawson y le sonrei siendo amable.

—Hola, ¿ya se van? —Pregunté al ver que llevaba su uniforme para entrenar béisbol.

—Si, Max hace que me retrasé —El la miró molesto— Estuve a punto de arrancar el carro y dejarte aquí, pero no soy tan cruel y vine a apúrate —Se encogió de hombros.

—Ser paciente no es lo tuyo ¿Hm? —Dije.

—Bueno, tal vez Max pueda llegar al club sin ningún problema con el mapa en su mochila morada, ¿oh no dora? —Jean dijo en un tono burlesco. Okay debo admitir que eso fue gracioso, viniendo de el lo era.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora