Joss PierceEsa misma tarde me encontraba en dónde era mi lugar cada día: El Celler de los D, Evan dijo que estaría en su casa toda la tarde y que no tendría tiempo para ir al Celler, mencionó que estaría ocupado con su trabajo en la empresa de su padre, me comentó que era su rutina diaria, además de entrenar béisbol por la tarde/noche, ayudaba a su padre, en cambio Aiden, nunca habia obedecido las órdenes del señor Dawson, por lo visto ellos no mantienen una relación muy buena.
Y entiendo al señor, Aiden es muy testarudo y siempre quiere hacer las cosas a su manera. Y al ver el aire empresarial y firme del padre de los Dawson, me hace saber que no es nada suave con sus hijos y que toma las decisiones que más le convenía.
Al cerrar el restaurante me despedí de Petter, estaba muy cansada, hoy hubo demasiada gente en el Celler y ahora que estoy trabajando horas extras se me hace aún más pesado.
En fin, iba caminando por la fría noche, menos mal aún no llovía pero no tardaba en hacerlo, así que tenía que apresurarme para llegar a mi casa. Los truenos comenzaron a estallar, el cielo cada vez se nublaba más, no quería caminar en medio de una tormenta y mi mente pensó irse por el atajo, lo dude varias veces hasta que no tuve de otra, las gotas de lluvia comenzaban a caer cada vez más rapido.
Y se que tomar el camino más corto aveces trae consecuencias, pero estaba muy cansada, una tormenta se aproximaba y queria llegar rápido.
Solo esperaba ese delicioso baño que me daré al llegar a mi casa, no aguanto mis pies de estar todo el día parada, puedo jurar que me han salido callos.
Camine a pasos rápidos, noté a un grupo de hombres que estaban por ese mismo pasillo de la calle fumando, esto debía ser una broma, al pasar por ahí me sentí incómoda y con miedo a pesar de que tenia el uniforme del trabajo puesto que no era nada llamativo o provocador. ¿Por qué? Porque ahora me miraban con morbo, yo trate de pasar aún más rápido cuando ellos empezaron a chiflarme y lanzarme piropos molestos.
—Estás hermosa chiquita —Uno de ellos me dijo al pasar a su lado.
Me dan asco.
—Chiquita la haz de tener, imbécil —Respondí sin pensarlo.
Tenía que defenderme, son unos puercos, eran unos señores ya cuarentones y eso me perturbaba aún más. Entonces caminé aún más rápido cuando escuché que venían hacia a mi, corri y al intentar escapar tropecé torciendome el tobillo e hice un sonido de dolor muy fuerte, soy una torpe. Escuche sus pasos acercarse a mi, mi corazón comenzó a acelerar como nunca lo había hecho, tenía miedo, estaba muy asustada.
Y lo siguente que pasó fue suficiente para entrar en pánico.
Uno de ellos me tomó del brazo haciendome girar a la vista de esos cinco hombres, me miraban horriblemente asqueroso. Mi corazón se aceleró aún más y comencé a gritar de desesperación.
Empecé a temblar.
—¡Ayuda!.
Pero uno de ellos me dió un golpe en mi mejilla que hizo que mi voz se quebrara y sintiera un eco en mis oídos, ahora lloraba.
—No te resistas linda, veamos que tienes para nosotros.
No puedo explicar el miedo y lo repugnante que era esto. Estos hombres comenzaron a esculcar en mis cosas, llore y llore, trate de gritar pero uno de ellos tenía su asquerosa mano en mi boca, solo quería morir, preferiría morir que sentir esto. Patalee cuando sentí que me acostaron al piso llevándome a un rincón del callejón pero fue inútil mis movimientos, ellos me tomaron de los manos y pies dejándome sin movimiento.
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En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]
RomanceEsta es la historia de Josselyn Pierce, una mujer mayormente desinteresada de la vida, fría y algo dura, amante de la lectura y con una mente abiertamente interesante. A pesar de su personalidad Tempana y alejada, soñaba con un romance igual que en...