33- La Oficina

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Reproducir la música para mejor experiencia.


Joss Pierce

Aiden tenía su mano en mi cuello.

Era impresiónate el tiempo que llevábamos besándonos, nuestros labios se juntaban en una sintonía precisa y perfecta a la vez, como si fuésemos expertos en ello, como si los dos lo hayamos hecho más de una sola vez. Él tomó las orillas de mi blusa quitándomela en el proceso por encima de mi cabeza dejándome solamente en sostén, el por otra parte hizo el mismo acto dejándome admirar su torso desnudo y muy bien definido.

En un movimiento impresionante, Aiden tomó el escritorio haciéndolo retroceder hasta pegar en la pared conmigo encima, no le importo tirar sus objetos de trabajo al suelo. Recargue mi espalda en la pared, lo cual al instante la sentí fría, pero mi cuerpo estaba tan caliente que aquello no me importó.

Aiden ya llevaba sus besos justo en medio de mi pecho, así hasta llegar a mi abdomen y finalizando en mi entrepierna. Quitó bruscamente mi pantalón tirándolo por un lado, pudiendo admirar mi cuerpo en ropa interior, por un segundo me sentí insegura, pero mis ganas eran más que eso, el continuo besando mis muslos, sus labios suaves y gruesos rozaban mi piel enviándome corrientes eléctricas a mi zona más delicada. Estando ahí mismo, subió su mirada mirándome fijamente, ¿ahora quien lo tenía comiendo de mi mano?, sentí una enorme satisfacción verlo de esta manera.

Bajo todo mi control.

—Abre las piernas —Me ordenó.

Y por supuesto, yo bajo todo su control.

Dude un segundo pero a quien quiero engañar, quería sentirlo ahí abajo, quería poder sentirlo en mi, esto me fascinaba, más que nada ahora mismo.

Abrí mis piernas lentamente exponiendome ante el.

Él accedió al instante en meter su cabeza ahí mismo, podía verlo perfectamente, mordí mi labio de abajo esperando el contacto de su boca en mi zona íntima. Vamos, hazlo ya. Al poderlo sentir besar mi feminidad, solté un gemido que juré escuchar en toda la habitación, recargue mi cabeza en la pared y cerré los ojos disfrutando de esto, mi rostro se sentía tenso, se había sentido jodidamente delicioso, lo había hecho arriba de mis panties, no me imagino como sería sin ellos.

—¡A-hh! —Gemi, nuevamente después de haber sentido sus labios besar ahí mismo.

Sus manos acariciaron mis muslos con delicadeza, por un momento hubo un apretón lijeramente delicioso. Llegó a mi cuello de nuevo, esta vez con más rudeza.

Se tomó el tiempo de admirar mi rostro excitado unos segundos, lamió sus labios como si esperara comerme en ese mismo instante, su pelo estaba despeinado, lo hacía ver malditamente sexy, ya se había vuelto un fetiche verlo de esta manera, sus ojos se oscurecieron así mismo su mirada se volvió lujuriosa y llena de deseo, nunca creí que Aiden llegara a verme de esta manera.

Por que no puedo dejar de verlo.

Mis impulsos actuaron por si solos tomándolo del cuello atrayéndolo hacia mis labios, él no pareció molestarle porque comenzó a besarme con desesperación, me acercó aun más a su cuerpo tomándome de las piernas, pude sentir aquel bulto que se formó en sus pantalones pegado a mi, muy cerca de mi.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora