37- Carretera.

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Joss Pierce

Después de haber cerrado con llave el Celler, salí para dirigirme hacia mi casa. La calle estaba desierta, no había gente y ya empezaba a llover,  algo raro estando en verano, pero últimamente el clima estaba más jodido que nunca. Guarde mi teléfono en mi bolso mientras me ponía mi chaqueta, no tenía paraguas ni nada que le pareciera así que me iba tocar llegar mojada.

El claxon de un auto sonó de lejos, pero no le tome importancia alguna, no hasta notar que lo había hecho más de una vez, llamó mi atención al ver a aquel auto estacionarse frente a mi, sabía perfectamente de quién se trataba.

El recargó su codo en la ventana de la puerta mientras me veía con una media sonrisa.

—Una dama como tú no debería ir sola por la calle, menos si se trata de mi amada Joss Pierce.

Su hoyuelo me parecía tierno aún sabiendo que este hombre no tenía ni una pizca de ser tierno.

—¿Disculpa, lo conozco señor?.

El rodeo los ojos y rió mientras sonreía.

—No de hecho no, soy tu secuestrador y he venido robarte.

Reí, Aiden era lo único que faltaba para mejorar mi día. Hice caso al subirme a su carro como toda una dama obediente. Al ir en camino me di cuenta de que no se dirigía a mi punto de partida, lo miré apunto de hablar.

—¿A donde vamos?.

—No lo se, lejos de aquí.

Me quedé ahí observándolo unos segundos, me preocupé por un momento pero... en realidad quería esto, estar alejada por un segundo del mundo y que mejor que con Aiden, era relajante. Así que deje que siguiera.

¿Que haría mejor este momento?.

Aiden y yo en medio de la carretera sin ningún auto a la vista, yendo a no sé donde, a una velocidad que podía considerar ilegal. Estaba en el cielo. A pesar de la fuerte velocidad en la que íbamos, Aiden parecía tenerlo bajo control, como si fuese experto en manejar de esta manera, note varias veces unas miradas de él hacia mí, asegurándose de que no me incomodara la velocidad. Y en realidad yo me sentía demasiado bien, saque mi cabeza por la ventana sintiendo el aire fresco chocar en mi rostro y luego me giré a Aiden de nuevo. Él se veía feliz, esa felicidad que no había visto en el, sus ojos se iluminaban al ver el camino y cuando me miró a mí, sonrió de oreja a oreja.

—Deberiamos ir por algo de alcohol —Levantó un poco la voz para poder escucharlo.

Le dije que sí con el rostro.

Encendí el radio, en el comenzó a sonar Save Me.

Esta sensación jamás la había sentido, era tan inmenso lo que sentía por él y el echo de disfrutar su compañía como nunca antes lo había disfrutado con nadie, me hacía ver que quizá era con el, que no hay otra persona que sea tan parecida a mí y que disfrute casi las mismas cosas que yo, cosas como estás. Los dos cantando mientras íbamos a toda velocidad.

Él era plenitud y adrenalina.

Minutos después.

Sostenía una botella de tequila en mis manos, tomé un trago bastante grande, ahora mismo nos encontrábamos estacionados en un mirador admirando lo grande de esta ciudad, Brooklyn en todo su esplendor, esta ciudad era hermosa, la playa, las personas parecían hormigas desde aquí.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora