12 pt-2 Empezamos

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Joss Pierce.

El juego terminó dos rondas después, para eso, ya eran las cuatro de la mañana, quise hablar con Max sobre lo qué pasó en el juego, porque después de eso sentí algo de tensión, no lo sé, dude en ir con ella, y cuando por fin me decidí, Evan se sentó a un lado de mi, tenía un olor a esos perfumes altamente caros y finos.

—Acompañame —Evan me tomó la mano jalandome a el. Salimos de la habitación, quise preguntarle a donde íbamos pero no me salían las palabras por alguna razón.

Subimos a unas escaleras que se encontraban a un costado de la casa, me sorprende la confianza que tenía Evan para estar en casa de Jeff como si fuese suya, lógico, parecían hermanos los cinco.

—¿Que hacemos aquí? —Pregunté.

—Me gusta estar aquí —Lo miré con cara de signo de interrogación—, no aquí en el techo de Jeff —Rió—, pero sí en lugares donde pueda ver la ciudad entera, sentir el aire en mi cara y pensar sin que nadie esté a mi al rededor, por eso, me encanta el techo de la casa de mi amigo, ¿no es bella la vista?.

—Lo es —Respondí sincera, realmente era bella, me quede pensando en lo que me dijo, le gusta ver la ciudad entera sin que nadie esté a su al rededor, ¿eso significa...?— Yo estoy a tu al rededor.

—Eres la excepción, me gusta estar contigo —Me miró sonriente— Me hace sentir paz —Esto último lo dijo en voz baja.

Dirigió su mirada al horizonte e inhaló profundamente, Evan parecía cansado, bastante exhausto, parecía rendido por alguna razón, o al menos eso me decía su rostro, eso movió algo dentro de mi.

Hacía aire frío, pero eso no me molestó en lo absoluto.

—¿Alguna vez te has sentido encerrada? —Evan me preguntó aun mirando hacia enfrente, con una mirada profunda.

La pregunta me sorprendió y claro que me sentí un poco identificada con aquella pregunta, puesto que, siempre me había sentido así, encerrada en tener un buen futuro, encerrada en una burbuja de fantasía, encerrada en tener que ocultar mi horrible pasado para no dañar a otros...

—No —Respondí sin generar ningún gesto.

—Es horrible.

—¿Pasa algo? —Pregunté sincera.

El se quedó callado unos segundos, después me miró sonriendo.

—De hecho si, el trabajo es pesado si entreno y estudio al mismo tiempo —Levantó las cejas y suspiró—, también, si encima ayudó a mi padre con su empresa.

Sentí que no me dijo todo lo que lo agobiaba.

—Si, debe ser cansado —Quise sonar consoladora, supongo que no fue así.

—Lo sé, pero no me quejo, me hace crecer como persona —El lamió sus labios—, en realidad pensar en el futuro es duro, claro, uno debe esforzarse por salir adelante, pero cuando tienes orgullo y no quieres ayuda de los demás es aun más complicado, pero satisfactorio cuando se obtiene lo que te propones —El se quedó imaginando hacia la nada.

—¿Tienes algún sueño?.

—Pff, tengo miles.

—¿Cuáles?.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora