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Joss Pierce

Lunes...

La cabeza me estallaba, sentía como si algo me apretara con fuerza y me quitara toda la tranquilidad y paz que me faltaba. Mi madre no llegó a dormir anoche, y no me preocupa del todo, ya que todo pasó hace 3 horas, al parecer no tuve noción del tiempo, después del suceso qué pasó, no he mirado el teléfono, no he hecho ni el mínimo intento para comunicarme con nadie, ni siquiera con Maxine.

Por un segundo paso todo el trayecto de anoche por mi cabeza, solté una lágrima...

Lo único que deseaba en estos momentos, era que acabara todo, que ellos se fueran de Brooklyn y olvidarme de una vez de todo este problema.

Seis meses...

Seis malditos meses conociéndolos, pasó tan rápido todo...

Y pasaron tantas cosas en tan poco tiempo, quien lo diría, que por fin alguien me haría sentir tan viva, y ahora... carajo...

El sonido del golpe en mi ventana me asustó, mire a ella esperando a que haya sido una ilusión, pero cuando vi nuevamente una diminuta piedra chocar contra mi ventana, supe que no fue ningún ilusión.

Y esto me dio un deja vu...

No quise pararme y verificar de quien se trataba, porque tenía mis sospechas, tenía miedo de que fueran reales así que me quede sentada en mi cama esperando a que se fuera.

Pero eso no fue todo.

Vi sus manos a las orillas de mi ventana, alguien estaba subiendo....

Oh no....

—Josselyn.

—¿Max? —Solté sorprendida.

Oh, menos mal...

—Quien carajos te crees para no responder mis llamadas, Joss, estaba tan preocupada —Entró a mi habitación, noté que estaba algo disociada, nerviosa, preocupada, no supe muy bien leer ese gesto que tenía ahora mismo—, un día de estos me sacaras un infarto.

Sinceramente no quería ver a nadie y solo quise ir al punto para terminar con esto.

—Supongo que ya lo sabes.

—Si, Aide... el me llamó anoche, estaba tan alterado y no solo él, sorprendentemente Evan también y...

—No quiero hablar de ellos, por favor.

—Joss...

—No, Max de verdad, es algo que no puedo soportar, y me es muy difícil entenderlo, aceptar el hecho de que... —Mi voz se rompió.

Otra vez no porfavor.

Estaba apunto de llorar, el nudo en mi garganta estaba apunto de romperse de nuevo y carajo, quería hacerlo, quería llorar, pero no me lo permitía, tenía que ser fuerte.

Pero en el momento que sentí sus brazos rodear todo mi cuerpo, solté nuevamente en llanto.

—Oh, joss, no sabes cuanto me duele verte de esta manera —Acarició mi pelo.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora