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-¡Allí está ella, la agente Kate Beckett! ¡Espera, detente, déjame tomar una foto!-

-Papá.- Kate gimió, bajando la barbilla mientras sus mejillas se llenaban de color. -No hay porque hacerlo...-

-Vamos, Katie, déjame tener un momento de padre orgulloso.- Jim levantó su cámara mientras mostraba una sonrisa implorante, por lo que Kate a regañadientes se rindió y posó para él, ofreciéndole una pequeña sonrisa mientras sostenía su diploma en el centro de su pecho. Un momento después, su posición escultural fue interrumpida por un pequeño ser que se lanzó hacia ella y se aferró a su pierna.

-¡Mami! ¡Mami!-

Una sonrisa se formó al instante en su rostro, Kate miró a la pequeña niña de cabello castaño, que la miró con una expresión igualmente alegre. Ella se inclinó y puso sus manos en una de las coletas de la niña, ahora medio cayéndose a pesar del trabajo de su hermana mayor.

-Hola, Em. ¿Cariño te escapaste de tu papá?-

-No.- La niña dijo antes de abrazarce a Kate una vez más.

Un momento después, el resto de la familia de Kate llegó al pasillo del auditorio: un hombre alto y de pelo castaño seguido de dos mujeres de pelo naranja de estatura significativamente menor. Kate saludó a todos con una sonrisa y les agradeció por venir a ver su ceremonia de graduación de la academia de policía.

-Como si hubiéramos estado en otro lugar.- Rick respondió con facilidad cuando extendió la mano para darle un apretón en el hombro.

Kate no pudo cuestionar su declaración en lo más mínimo. Durante los tres años anteriores, no había hecho nada más que apoyarla y alentarla a través de su licenciatura y luego durante su tiempo en la academia de policía. Ni siquiera podía comenzar a expresar su gratitud por tenerlo a su lado, apoyarla como amigo e ir más allá en todos los sentidos imaginables.

Sin lugar a dudas, los tres años y medio anteriores de la vida de Kate se habían llenado con algunos de los puntos más altos y más bajos de su vida. Desde perder a su madre tan abruptamente hasta quedar embarazada de lo que se suponía que sería una aventura de una sola noche. Desde que decidió dejar a su hija con otra familia, hasta que cambió de opinión y decidiera criar a su hija con el hombre con quien pensaba que nunca volvería a ponerse en ontacto.

Desde la alimentacion nocturma hasta el baño en la alegría de la risa de su hija. Desde terroríficos viajes a urgencias con un bebé febril cubierto de sarpullido hasta arrullos nocturnos y la alegría de las primeras palabras y los primeros pasos.

Cada momento que Kate compartió con el hombre al que orgullosamente llamaba amigo. ¿Su relación cae en otras categorías? Bueno, la mayoría de los días simplemente podría describirse como algo complicado, pero la amistad siempre estaría ahí, y fue esa amistad la que la llevó a los momentos en que estaba convencida de que no podía eatar en otro trabajo, estudiar para otro examen o memorizar otro porción del código penal.

-Estamos muy orgullosos de ti, querida. Y debo decir que este uniforme te sienta excepcionalmente bien.- Martha comentó sobre el nuevo uniforme de policía de Kate.

Kate asintió con la cabeza hacia ella. -Gracias, Martha-

-¡Arriba mamá!.- Dijo Emily, saltando sobre los dedos de sus pies mientras extendía sus pequeños brazos hacia su madre.

-¿Qué dices, Emily?-

-¡Arriba, mamá!-

Asintiendo a la petición, Kate le entregó su diploma a su padre para que lo guardara antes de inclinarse y levantar a la niña hasta su cadera. Kate la abrazó y presionó dos besos en su mejilla, apenas podía creer que su graduación en la academia se fue solo un día antes del tercer cumpleaños de Emily.

La Vida Que ConstruimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora