La Vida Que Construimos

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-¿Papi?-

Sin siquiera levantar la vista de su teclado, Castle podía ver el dulce tono dulzón en la voz de su hija mayor grabada en toda su cara. -¿Sí?-

-Estaba pensando...si habriera algo de mis obsequios, entonces técnicamente, no estaría ...-

-Alexis...- Él la miró y la vio sonriendo inocentemente al otro lado de su escritorio. -Acabamos de pasar por esto hace una hora. Has esperado tanto, ¿qué es un poco más?-

La pelirroja gimió. -¿Pero y si el turno de Kate se alarga y llega tarde?.-

Rick suspiró y miró el reloj de la computadora; Justo después de las 5 pm, el turno de doce horas de Beckett terminaba a las cinco, lo que significaba que ella estaría de vuelta en el loft a las 6 o 7 pm de la tarde. Tal vez un poco más tarde ya que los trenes estaban en el horario de vacaciones y por lo regular no había muchos.

Mirando hacia atrás a la chica, hizo un trato. -Ammm, si ella no está aquí cuando hayas terminado de comer, te prometo que puedes abrir los regalos con tú hermana. ¿Cómo suena eso?.-

-Está bien.- dijo ella, aunque su acuerdo era claramente dudosos. Castle negó con la cabeza ligeramente mientras salía del despacho y volvía a donde ella y Emily estaban jugando con su Barbie Dream House. Realmente, no podía estar enojado con ella por su impaciencia. Ella ya había esperado ocho horas más de lo normal para abrir sus regalos de Navidad. En realidad, estaba bastante impresionado de que esperara tanto tiempo.

Una semana antes, Beckett le había informado que le habían asignado turnos tanto en Noche buena como en Navidad. Naturalmente, Castle se había sentido decepcionado y le preguntó si podía salir antes o cambiar con otra persona, pero no pudo. Apenas llevaba más de dos meses en su trabajo; no tenía la capacidad de cambiar su agenda tan fácilmente, sobre todo en una vacaciones como Navidad. Racionalmente, él entendió esto, pero eso no disminuyó cuán decepcionado estaba, sobre todo por sus hijas.

Desde que Beckett se mudó con ellos de nuevo, las cosas habían ido muy bien. Solo les llevó unos días encontrar su paso como familia una vez más y luego todo volvió a su lugar rápidamente. Ambas niñas parecían más felices; Beckett definitivamente parecía más feliz y menos estresada. Castle estaba más feliz, también. Quería que tuvieran una gran Navidad en familia, y ahí fue cuando la realidad lo golpeó: ¡simplemente pospondrían todo lo que había planeado!.

Kate refutó esa idea de inmediato. Negar a sus hijas la mañana de Navidad era innecesario sin mencionar lo cruel que era. Ella dijo que él, las niñas, su madre y su padre podían pasar la mañana de Navidad tal como lo habían planeado y que a ella no le importaba; su único pedido fue que tomara muchas fotos.

Aunque ella insistió en que estaba bien por perderse la celebración, Castle no lo estaba. Eran una familia y como tal necesitaban celebrar juntos con los familiares más importantes. En su opinión, la solución era simple: solo pospondrían la celebración por un día. Emily no notaría la diferencia y no creía que a sus padres les importaría; solo Alexis necesitaba convicción.

Comprensiblemente, la joven pelirroja se mostró un poco resentida, pero estuvo de acuerdo en que la Navidad sin Kate realmente no se sentiría como las Navidadades pasadas, por lo que aceptó el aplazamiento, pero no por un día completo.

Quería abrir los regalos esa noche cuando el turno de Beckett se terminara, y Castle aceptó ese trato. Después de sopesar sus opciones, Castle también decidió no contarle a Beckett  sobre el plan, y así sorprenderla cuando llegara a casa.

Después de otros veinte minutos de trabajar en el bosquejo de su próximo libro, Rick fue a la cocina a preparar una comida sencilla para todos ellos. Para su gran comida familiar, se había apegado al plan original de tenerlo el día veintiséis, lo que parecía tener más sentido. Sin embargo, el padre de Beckett había venido y había visitado a las niñas esa mañana, y su madre le había entregado un contenedor con su ponche de huevo esa tarde.