캠프 2

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Todo comenzó hace casi dos años, en el primer día del verano.

Bueno... realmente no, porque la segunda estación se había instalado ya en la ciudad hacía un par de semanas, pero para mí, todo comenzaba cuando dejaba mi casa, con maletas en mano para dirigirme a tomar el autobús que me llevaba a Jecheon.

Aquel verano, hubo un pequeño cambio de planes porque mi amiga Jiwon, tuvo la idea de que pasara una noche en su casa e irnos juntas al Purple Youth Camp.

— ¿Tienes todo? 

Observé el maletero del coche e hice un rápido repaso mental.

— Si... es todo. — respondí al mismo tiempo que abrazaba mi mullida almohada, con la funda color negro de Kuromi.

— ¡Perfecto! — Jiwon me destrozó el oído con su grito. — Aún podemos comer algo y luego vamos a la reunión. 

— Me parece bien... solo dame unos minutos para despedirme. 

— Si, si... los que necesites. — mi amiga me sonrió de forma comprensiva y entro en el coche junto con su padre.

Mire hacia la puerta de mi casa y antes de caminar hacia ahí, deje mi almohada en el asiento trasero.

Hablar con mi madre no era fácil, vaya nunca lo había sido, pero en ese momento nuestra relación había cambiado mucho en pocos meses, debido a la ausencia de mi padre.

Entre en la casa y fui directo a donde ya sabía se encontraba: mi cuarto de estudios, el lugar que parecía ser la única conexión entre las dos. La encontré mirando el enorme tablero que colgaba en una de las cuatro paredes, ese tablero lleno de mis responsabilidades y con una única meta, la de aprobar el examen de admisión a la universidad.

— Mamá... ya me voy. 

— Tu escritorio está desordenado. — dijo en el mismo tono frio de siempre, sin apartar la vista del tablero.

Miré en dirección del mueble que mencionaba y en efecto, había algunas cosas fuera de lugar. Me acerque de prisa a acomodar el par de libros, un cuaderno y algunos bolígrafos.

— No olvides que cuando vuelvas de ese lugar, tenemos la cena con tus tíos. 

Rodé los ojos al ver que no estaba prestándome atención. Detestaba esas cenas.

— No lo olvido.

— ¿Invitarás a San? — seguía sin mirarme porque su vista estaba justamente en el apartado que decía DISTRACCIONES.

No miento, si existía, las letras eran rojas y solo había dos líneas escritas ahí: Choi San y Purple Youth Camp.

— No lo sé... yo... — comencé a titubear y fue entonces cuando me puso atención. Mi madre parecía algo sorprendida y debo decir que... ¿feliz?

— ¿Han terminado? — vi una ligera sonrisa... sí, estaba feliz porque era una distracción menos.

— Algo así. — respondí en voz baja, antes de que se me formara un nudo en la garganta. La vi alzar una ceja.

Ese era el momento para que ella me preguntara algo como ¿Hija, estas bien? ¿Quieres contarme que sucedió? pero no fue así, porque solo tomó el borrador y lo paso sobre el nombre de San, haciéndolo desaparecer.

— Bien... — la escuche decir bastante satisfecha, después solo dejo en su lugar el borrador y se dirigió hacia la puerta. — Que todo resulte igual que siempre, Hannah. — y salió de la habitación, sin mirarme.

Observe detenidamente esas cuatro paredes, todo perfectamente distribuido, acomodado y dispuesto. Todo perfecto como lo era aquella mujer pero que, por desgracia, tenía una muy imperfecta hija de veintiún años. Una estudiante regular, que no cumplía para nada los cánones de belleza y profundamente rota.

Summer Feelings [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora