캠프 7

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En realidad, no tenía idea de cuál era la cabaña de San, ni con quien estaba compartiéndola. Pensé en acercarnos lo más que pudiéramos y enviarle un mensaje a Jin para que me ayudara con esa información. Conforme avanzábamos se me hacía más difícil continuar, San se tambaleaba y seguía soltando sollozos.

— No me odies, por favor, no me odies... — comenzó a arrastrar los pies.

— No... eso... — llegamos a una parte bastante inclinada del terreno y San no pudo mantener su equilibrio, las piernas le fallaron y me hizo caer junto con él. Me quejé porque casi caí sobre mi trasero por no poder meter mis manos para evitarlo.

Él se quedó recostado en la hierba y supuse que, por su estado, no entendía bien lo que acababa de suceder.

— Hannie... soy una mierda, un cobarde... — cruzó los brazos sobre su cabeza, cubriendo su cara. El llanto no cesaba y me acerqué a él para ayudarlo a ponerse de pie.

— Basta, San... anda. — le aparte los brazos para intentar tirar de ellos.

— M-mi papá me odia, bebé... tú... tú me odias... te herí ¿verdad que sí? —

— Por favor, ponte de pie. — me levanté y tiré con todas mis fuerzas de él, pero me atrajo hacia abajo y me hizo caer sobre su pecho.

— P-perdóname. — me abrazó, estrujándome contra su cuerpo.

— ¡SUÉLTAME, SAN! —

— No... — se giró para ponerse sobre mí, me presionaba con todo su peso y forceje para sacármelo de encima — Puedo estar contigo, Hannie... sí puedo. —

— ¡QUÍTATE! — grité y él comenzó a besarme. Moví mi cabeza hacia un lado, cortando el beso con aliento a alcohol y forcejeando contra su agarre.

— Puedo hacerlo, tu cuerpo no me da asco, nunca fue así... lo dije p-porque... porque... — dejó caer su cabeza contra mi pecho. — Ya no... quería acostarme contigo, perdóname. — volvió a llorar con fuerza.

Dejé de moverme, el abrazo de San ya no presionaba tanto, solo parecía descansar sobre mí. A mi mente llegaron de golpe lo que viví a su lado los últimos meses de nuestra relación y las palabras que fueron como algo corrosivo atacando mi corazón. Cerré los ojos porque fue inevitable sentir las lágrimas invadirlos.

— Lo conocí y todo cambió, Hannie... dejé de quererte... —

— Cállate. — susurré y rompí a llorar sin poder evitarlo.

— Pero yo... te... te necesito y quiero que me perdones ¿sí? por desquitarme contigo... mi papá me lastima y yo te lastimo a ti... te veía débil... hice que me odiaras, igual que lo hace él y ahora también lo hace Junsu. —

San lloraba casi a gritos, con tanto dolor y supuse que las cosas entre ellos habían terminado, pero eso no era mi problema y ni si quiera me importaba. Ambos estábamos rotos y heridos.

— Hannie... yo quiero que vuelvas c-conmigo. — apenas salía su voz. — Po-demos seguir... fingiendo... — lo aparte de mí con fuerza.

— ¿¡Seguir fingiendo!? ¡FINGIENDO! — me puse de pie. — ¡Yo no fingía, San! ¡Nunca fingí! Te quería y estúpidamente soporté todas las palabras horribles que me decías, tu engaño con él, las humillaciones... me trataste como una basura ¡Me hiciste sentir que no valía nada! Mis sentimientos fueron reales, mi dolor fue real... maldito idiota ¡YO NO FINGI! —

San se había sentado en la hierba, se llevó las manos a la cabeza, sus ojos estaban hinchados por el llanto.

— ¡PERDÓNAME! — suplicó.

Summer Feelings [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora