Summer Feelings [pjm]

캠프 24

Jimin apareció por mi cabaña, minutos después de que Jiwon saliera rumbo al comedor, en donde ya la esperaba Taehyung. Me advirtió que no tardara porque era seguro que una Sangmi muy molesta, nos estaría vigilando; la que por cierto abandono la cabaña mucho antes que nosotros, dando enormes zancadas por el andador y agitando la coleta alta que se había hecho, de un lado a otro, como un péndulo enfurecido.

— Buen día, lunita. — me saludo el rubio con una esplendida sonrisa y antes de que le respondiera, entró en la cabaña, cerrando la puerta con el pie. Me tomó por las caderas, atrayéndome hacia el. — Insistes en desaparecer de mi cama, sin despedirte ¿por que? — se inclino, ladeando su rostro para besar mi cuello.

— Lo... lo siento.

— Tus mensajes decían que... — sus labios comenzaron a trazar un camino por mi piel. — recibiste una advertencia por no respetar las reglas. — hice puños con su camiseta. Jimin se detuvo para mirarme — Lo lamento, fue culpa mía, no debí quedarme dormido ¿Qué fue lo que te dijo?

— No importa.

— ¿No importa? — negué. — Lo arreglaré, no quiero que te pongan otra falta.

— Nada va a pasar, Jimin, créeme. Ella no va a hacer nada.

Al menos no lo que debería, más estaba convencida de que Sangmi vería la forma de hacer valer el poder que tenía su puesto.

— Puedo hablar con ella.

— Es una estupenda idea, Jimin-ah. — la verdad es que mis palabras salieron cargadas de lo que no quería demostrar y adornadas por una mueca, que me fue imposible no hacer. Rehuí tanto como pude a la mirada del rubio y cuando mis ojos se cruzaron con los suyos, lo encontré frunciendo el ceño, adivinando lo que pasaba.

— No... esto... — sus labios ser curvaron un poco, mostrando una sonrisa incrédula.

— Oye, no es gracioso ¿sabes? y no quiero que digas nada. — mis manos dejaron de tocarle y Jimin me sostuvo con fuerza, adivinando que intentaba alejarme.

— ¿Estás celosa?

— No digas esa palabra, esto es tan estúpido y no me agrada. Lo detesto. — dije todo sin mirarlo a la cara, observando la camiseta del uniforme color morada que lleva puesta.

— Perdona, se perfectamente que no es gracioso, pero siento bonito.

— Pues no lo sientas. — le exigí, y soltó una risita nasal, antes de besarme.

— Bien, bien. — seguía sonriendo. — Entonces ignora esa sensación ¿de acuerdo? porque la única con quien quiero estar es contigo, lunita.

— Me agrada eso. — murmuré. Jimin comenzó a caminar sin dejar de abrazarme, obligándome a retroceder.

— Ahora... tenemos cinco minutos, antes de correr al comedor y tengo un par de ideas de lo que podemos hacer con ese tiempo. — siguió avanzando hasta mi cama.

— ¿En cinco minutos?

— Oh si... tú pones la alarma y yo hago el resto, cielo.

— También me agrada eso. — me recosté en mi cama y Jimin se tumbo junto a mi.

— ¿Mis planes maquiavélicos? — sus dedos apartaron algunos mechones de mi cabello.

— Que me llames cielo.

— Lo eres, Hannah... mi hermoso y soleado cielo de verano.

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En cinco minutos se pueden dar muchos besos y un par de cosas inesperadas.

Tal como dijo Jimin, corrimos al comedor a tomar el desayuno y ocupamos los lugares vacíos en la mesa en donde se encontraba Jiwon, Tae y Jungkook. Durante el tiempo que estuvimos reunidos en ese lugar, pude notar que Sangmi desayunaba con Seokjin, Namu y los consejeros. La pillé mirando en dirección nuestra en un par de ocasiones, mientras se bebía algo en una taza.