캠프 26

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Me detuve un momento, justo antes de ingresar al comedor. Ambas puertas se encontraban cerradas y el ruido en el interior era amortiguado por eso.

— ¿Vienes? — Jungkook estaba atento a mi rostro, esperando mi respuesta. Asentí, no muy segura y mis ojos fueron directo a la punta de mis zapatos, tenía esa sensación tan desagradable en la boca del estómago, producto de los nervios. — Hannah, no mires al suelo, estás haciéndolo bien.

— No estoy convencida de eso.

— Te ves muy bonita — las puntas de mis zapatos dejaron de interesarme y mire al pelinegro. Sus mejillas y orejas se volvieron de un tono carmesí. — Te... t-te lo digo como amigo.

Reprimi una sonrisa.

Al igual que aquella ocasión en que estuvimos en el claro, puse atención en Jungkook: llevaba los cabellos algo despeinados, usando una sencilla camisa blanca y jeans claros rasgados.

— Gracias, dulce Jungkookie. — solté, y el pelinegro se puso de todos los colores. — Te lo digo como amiga. — Caminé hasta las puertas y las empuje para entrar de una vez por todas a la bendita reunión.

Jungkook y yo, nos detuvimos cuando llegamos junto a la mesa llena de botellas, vasos y comida. La música esta demasiado fuerte e igual que en las reuniones en el claro, solo han colocado lamparas en ciertos puntos del comedor.

— ¡Waoh, Moon Hannah!

— Hola, Jin.

Blackpink in your area... — canturreo. — Conozco un par de coreografías, bailemos más tarde.

— ¿Ya estás ebrio? — le preguntó Jungkook y Jin hizo un ademan con su mano, indicando que más o menos. — ¿Como es eso? Ni siquiera es media noche.

— ¡Arreglar este lugar me dio sed! — espetó y soltó una risa boba.

— Cuéntame el chiste, Jinie.

Fingí no escuchar la voz a mis espaldas y fue hasta que Sangmi estuvo dentro de mi campo de visión, dejando un par de botellas de cerveza sobre la mesa, que volví mi rostro para observarla. Advertí la forma en que repasó con la mirada mi ropa y mi cabello, antes de acomodarse el suyo y alisarse el entallado vestido.

— No estoy contando chistes, pero dame una media hora y saco mi artillería pesada.

— Comenzaste temprano ¿verdad? — le dijo ella, señalando la botella que Jin sostenía.

— Ni tanto.

— Ni tonto. — ambos se echaron a reír, porque tal vez sus bromas privadas, eran súper graciosas en su mundo, más no para mi y ciertamente tampoco lo fue para el pelinegro, que blanqueo los ojos en cuanto lo miré.

Jungkook se acercó a la mesa con la intención de buscar entre las botellas. Lo seguí y tome un par de vasos para servir lo que fuera, con tal de alejarnos lo antes posible de ahí. Por un lapso de tiempo me quede absorta en la forma en que el pelinegro llenaba lentamente ambos vasos, con una mezcla de algo, que ni si quiera me percaté de la presencia de Jimin, a unos pasos de mi.

¿En qué momento llegó?

Me vio directo a los ojos, apenas por un segundo.

De nuevo vas a ignorarme.

Desvié la vista de su rostro, a su camiseta negra y después a sus brazos cruzados sobre el pecho, en donde aprecié la tonta pulsera de la amistad adornando su muñeca. Los malditos jeans ajustados, también en color negro, le quedaban a la perfección y sé que lo miré de una forma que no debía, pero no pude apartar los ojos de él.

Summer Feelings [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora