캠프 34

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— Hannah ¿Te sientes bien? — era la tercera vez que Jiwon me hacía esa pregunta detrás de la puerta. - Llevas mucho tiempo en la ducha, todavía ni hay sol y me estás preocupando, joder.

— Ya voy a salir. — en efecto era demasiado temprano. Me desperté mucho antes de que sonará la alarma y me levanté de la cama para ir directo al baño.

— Bien. — Ya esperaba que mi amiga me interrogara y no me equivoqué. Cuando salí del baño, me esperaba sentada en su cama, aún con los ojos muy hinchados y con los cabellos atados en un moño desarreglado. — No son ni las cinco de la mañana ¿Dime qué diablos te pasa?

— Mi madre, pasa... he recibido su correo electrónico anual.

Cada año, al final de mi estadía en PYC, recibía un mensaje de mi madre. Durante tres semanas, prácticamente dejaba de existir para ella, solo el día de la clausura, enviaba ese único correo, en donde me recordaba mis obligaciones dentro de esas cuatro paredes llamadas cuarto de estudios. En el encontraba mis horarios, programas, listas, datos... en fin, lo que me esperaba a mi regreso y lo único que aprobaba para los siguientes meses.

A esas alturas debí estar acostumbrada a que fuera todo tan impersonal, sin embargo siempre que llegaba, me dolía ver su indiferencia.

De nuevo, no venía con un saludo, mucho menos incluía un ¿Has estado bien de salud? y tomando en cuenta que una vez dijo "Si no recibo una llamada desde el área de urgencias de un hospital, es porque todo ha ido como siempre, Hannah" ya no debería dolerme su forma de ser, sin embargo era inevitable... me dolía y mucho.

También era inevitable que yo entrara en un estado de alerta porque mi cerebro comenzaba enviarle señales a mi cuerpo, haciéndome volver a tomar esa postura rígida que me llevaba a dormir menos, a comer menos, a hacerme pensar las veinticuatro horas del día en aprobar ese examen que iba a determinar mi vida.

— Oh... ese correo... ¿Alguna novedad?

— Tengo un nuevo tutor, uno caro, según lo que leí. — sí, eso también hacía crecer mi ansiedad. A mi madre le gustaba mucho recalcar todo lo que gastaba en mí, para que yo pudiera prepararme mejor. Lo hacía porque así tendría algo más con que hacerme sentir mal si fallaba. — Su información curricular es impresionante.

Caminé hasta donde tenía mi uniforme para comenzar a alistarme para el día.

— ¿Te has despertado a las cuatro? — Ji hablaba con voz soñolienta.

— Es como una alarma biológica o algo parecido, de aquí en delante me despertaré a esas horas. Creo que mi cerebro se ha jodido por el horario que me ha puesto ella, desde hace tanto. — me reí por lo bajo.

— Hannah, ¿Quieres que vayamos a dar un paseo? — miré a mi amiga, que me sonrió con cierta tristeza. En cuanto asentí, se puso de pie para abrazarme. — Venga, solo dame unos minutos.

Jiwon y yo salimos de la cabaña apenas amanecía. Al principio caminamos en silencio, solo observando como el panorama iba cambiando conforme la luz del sol inundaba todo y fueron precisamente esos rayos, lo que trajeron una conversación. Había un dejo de nostalgia, pero el recorrido hasta el claro detrás de las cabañas se volvió ameno y divertido. Al llegar ahí, nos tumbamos en la hierba y hablamos por un rato sobre los veranos anteriores y sobre el que estaba por terminar.

Mientras estuvimos ahí, me olvidé de lo mucho que me afectaba la relación con mi madre y recordé todas la razones por las cuales PYC, siempre tendría un lugar especial en mi corazón.


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Summer Feelings [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora