캠프 23

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Mi móvil no dejaba de vibrar, ya tenia tres llamadas perdidas de Jimin, era hora de la cena y yo aún continuaba encerrada en los baños. Las palabras de San me afectaron más de lo que parecía y no quería aparecer con los ojos hinchados frente al rubio.

Cuando llegó la cuarta llamada, respondí.

— ¿En donde estás, lunita?

— Lo siento, voy llegando al comedor, ya voy a encontrarte. — me miré una última vez en el espejo y salí de los baños para ir directo a la entrada del comedor, detrás de algunos campistas. Vi al rubio a la distancia y estuve frente a él... segundos después de que lo hiciera Sangmi.

— Hola ¿Esperas a alguien, Jimin-ah? — le preguntó ella con ese tono dulce y él desvió la mirada hacia mi.

¿Jimin-ah?

— A Hannah. — dijo, y me observó atento unos segundos. Sangmi se giró, al notar mi presencia detrás de ella.

— Oh... Hola, Hannah.

— Hola, Sangmi

— No veo a Jin ¿Puedo compartir mesa con ustedes? — paseo su mirada entre el rubio y yo. — ¿Les parece bien? — agregó, sin apartar la vista de Jimin, entrelazando sus delicadas manos frente a ella y ladeando su pequeña cabeza.

— Claro que si. — Jimin le sonrió de manera encantadora y yo traté de hacer lo mismo. Traté, en verdad. — Puedes adelantarte a hacer fila, te alcanzamos en un segundo.

Sangmi, asintió con las mejillas sonrojadas y la seguí con la vista hasta que estuvo lejos de nosotros. Cuando miré al rubio, sus facciones se había vuelto serias, todo lo opuesto a lo que mostró antes.

— ¿Qué sucedió? — me preguntó.

— ¿Con qué? — soné a la defensiva y lo vi fruncir el ceño.

— Estás molesta.

— Estoy cansada, es todo. — miré en dirección de la fila y Sangmi se asomó un par de veces para buscarnos. Bueno, a Jimin.

— ¿Crees que no recuerdo que tenias tareas extras con San? Estabas llorando. — lo miré. — Ven, vamos a otro lado. — me tomo de la mano, sin importarle que pudieran vernos, para que lo siguiera y alejarme de las puertas del comedor, pero me solté de su agarre.

— No, quiero hablar. Además, no deberíamos dejar esperando a Sangmi.

— Hannah, no hagas esto.

— ¿Qué cosa? — frustrado, se peino el flequillo y miró hacia todos lados. Entonces me tomó de la mano, para sacarme del edificio y no se detuvo hasta que llegamos a la parte trasera del lugar, a el mismo punto escondido, en donde nos encontramos una vez.

— Ese imbécil te dijo algo, estoy seguro ¿por qué lo escuchas? — me preguntó cuando nos detuvimos, sin soltar mi mano. — No lo hagas, solo quiere hacerte daño. — Jimin me abrazó con fuerza, dejando que apoyara mi cabeza contra su pecho. — ¿Qué te dijo?

— Que yo... no era nada.

— Hannah.

— Sé que no debo escucharlo, ni creerle... es solo que ha sido tanto tiempo, Jimin, que no se como evitar que se meta dentro ¡No sé como! — rompí a llorar. — Me odio a mi misma por ser tan débil.

— Le has escuchado decir tantas cosas despreciables, que en realidad no son más que un reflejo de su persona, no de quien eres tú. Escúchame bien: ninguna de esas palabras te describen, ni perteneces a ese lugar a donde te ha mandado, porque yo te he visto, Moon Hannah y eres mucho más de lo que crees. Tan preciosa y única. — me hizo levantar el rostro para que le mirara. — ¿Te das cuenta de que su existencia es tan triste y miserable, que por eso necesitar pisotear a alguien más para sentirse superior? No se lo permitas, no tienes que hacerlo ¿Si? No tiene que hacerlo quien se merece el mundo.

Summer Feelings [pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora