Jimin se acercó muy despacio, sin dejar de mirarme a los ojos. Me descolocó percibir el aroma de su perfume, perderme unos segundos en sus preciosas facciones, que ahora parecían relajadas y luego de nuevo en su mirada. Retrocedí ante su cercanía y de prisa tomó una de mis manos para que no me moviera.
— Tu y yo... — comenzó a decir en voz baja.
— Eso no existe, Jimin — le hablé también en voz baja, interrumpiéndolo. — hace algunos días se terminó y hoy me dejaste ir. — Hizo una mueca de dolor y cerró los ojos.
— No, Hannah, yo no te he dejado ir. — de nuevo me miró y terminó con la poca distancia que quedaba entre los dos para intentar besarme, algo que no logró porque retrocedí.
Ladeo su cabeza y sus ojos me estudiaron por unos instantes. Parecía no comprender mi reacción y no hubo necesidad de pedirle que me soltara, lo hizo de pronto, con una expresión extraña en sus rostro. Me aparte más para volver al comedor y a la fila, dejando a Jimin, en medio de aquel pasillo largo y vacío.
Mi móvil comenzó a vibrar, era una llamada de Jiwon.
— ¿Qué sucedió? ¿Todo bien?
— Si. — evité mirar hacia la mesa en dónde ella se encontraba ya sentada, junto a Tae y a Hoseok.
— ¿Y Jungkook?
— No se siente bien... yo, le llevaré algo de comer. — Buscarlo podía ser una mala idea, una pésima, pero necesitaba hablar con él.
— Oh... de acuerdo, no llegues tarde a la junta sobre la clausura.
— No lo haré, nos vemos ahí.
Ambas terminamos la llamada y espere mi turno para llenar la charola con comida, escogiendo lo que fuera para mí y lo que ya sabía le gustaba comer a Jungkook. Mientras solicitaba una bolsa, Jimin entró de nuevo al comedor, caminó hasta la mesa en donde estuvo antes y ocupo uno de los lugares vacíos. Podía sentir su mirada sobre mi y me apresure a guardar la comida para salir.
Realmente no tenia idea de en dónde podía encontrar al pelinegro. Opte por primero, pasar rápido por el área de las canchas y al encontrar vacío el lugar, me encaminé por el andador, hasta el área de cabañas. Me dirigí a la de Tae y subí las escaleras que dan al pórtico, para llamar a la puerta.
No obtuve respuesta.
Ningún ruido provenía del interior y entonces pensé en ir a otro lado, pero primero saqué mi móvil y le llamé, con la poca esperanza de que me respondiera. Me disponía a bajar las escaleras cuando escuché a mis espaldas, el débil tono del móvil de Jungkook sonando en algún lado, dentro de la cabaña. Volví hasta la entrada, acercándome lo más que pude.
— ¿Jungkook? — colgué la llamada cuando capte algo de movimiento detrás de la puerta. — Sé que estás ahí y está bien si no quieres abrirme.
Llanto.
Ese fue el sonido que llegó hasta mis oídos, parecía un pequeño gimoteo, un sollozó ahogado contra la madera que tenía frente a mi. Jungkook debía encontrarse apoyado en la puerta.
Se formó un horrible nudo en mi estómago y quise tirar lo que nos separaba para poder consolarlo.
— Perdón — le dije con la voz rota — sé que me pediste que no te siguiera, pero... necesitas... comer algo ¿Si? Te dejare aquí... — comencé a llorar, apoyando mi mano libre y mi frente contra la puerta. — Lo lamento, lamento tanto que esté pasando esto... Perdóname si te he lastimado de alguna forma, Jungkook.
La puerta vibró un poco y parecía que él se estaba deslizando hacia abajo, para quedarse en el suelo. Me senté sobre mis talones, dejando la bolsa con la comida a un lado.
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Summer Feelings [pjm]
FanfictionEs el tercer verano que Moon Hannah forma parte del equipo de instructores del Purple Youth Camp. Ella creía que todo sería como los años anteriores: compartiendo experiencias con sus compañeros y dando clases de pintura a un grupo de adolescentes...