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Leto subió al vehículo, con sus manos en los bolsillos de su saco, en la parte trasera al lado de Claire, sacó una de sus manos y la tomó nuevamente del brazo. 

Ella seguía con los ojos vendados y atada igualmente. Y él aprovechaba y la miraba, veía como ella temblaba del frío y miedo. 

- ¿Dónde está la frazada? - preguntó Dylan cuando volteó y la vio en ropa interior.

- Debe haber quedado en el galpón aquel. Voltéate.- respondió Jared, serio. 

No obstante, al ver que la joven no dejaba de tiritar, puso sus ojos en blanco y se sacó el saco para ponerlo sobre ella.

- No lo tomes como un gesto amable.- volvió a decir hacia Claire.

Ella negó con la cabeza y en cuanto sintió el calor del abrigo su cuerpo dejo de tambalearse tanto. 

Jared volvió la vista la frente, en el camino, lo que se veía desde el asiento trasero del auto. El viaje duraba varias horas, pero los tres acompañantes de Marco, quien conducía, se mantuvieron despiertos. 

Marco se dirigió por una ruta poco común entre los habitantes de esa zona en Los Ángeles, por lo que casi no había autos. Solo era el asfalto y campo a su alrededor. Los árboles comenzaban a dar sombra sobre la carretera y algunas luces comenzaban a prenderse a medida que el cielo se iba nublando en plena tarde. El auto siguió su camino, hasta que se desvió en una calle de tierra algo estrecha y rocosa. Algunas casas se asomaban a sus costados cada tanto, era un pequeño pueblo. Un cartel mediano avisaba la salida de la ciudad de Los Ángeles, presentando el comienzo de más pequeñas calles internas, también de tierra. El auto se iba guiando por aquellas calles que conducían a grandes descampados de gente adinerada. En uno de ellos, bien a lo lejos, se divisaba una gran casa color terracota con bordes en beige, grandes ventanales y un porche amplio. Adentro, ninguna de las luces estaba encendida, por lo que al entrar, Marco y Dylan con armas en manos se aseguraron de que la propiedad estuviera vacía y segura mientras Jared esperaba en la puerta con Claire tomada del brazo.

Finalmente, los cuatro dentro del gran edificio, se encaminaron al living con dos sofás grandes, color gris, y dos chicos del mismo color que rodeaban una pequeña mesita de madera con algunas copas usadas de hace días, o tal vez meses sobre ella. 

- Zac quiere hablar contigo.- le recordó Marco a Jared en cuanto se sentaron en los sofás. Jared estaba sentado en uno de los sofá grandes al lado de Claire mientras Dylan y Marco estaban en los chicos. 

Claire alzó la cabeza al oír aquel nombre y esa voz que le resultaba sumamente conocida. 

- Y ya sácale la venda de los ojos a esta.- volvió a decir refiriéndose despectivamente hacia la joven.

- Después lo llamaré.- contestó Jared y tomó uno de los vasos con agua que había traído Dylan minutos antes. 

Bebió y apoyó los dos antebrazos sobre su regazo, mirando el vaso de agua por la mitad que recientemente había apoyado. Ignoró el comentario de Marco. 

El silencio inundó aquella sala, incrementando un clima sombrío y de incertidumbre. Rato después, Dylan rompió el silencio levantándose bruscamente captando la atención de los dos hombres que podían verlo.

- Iré a ver las habitaciones, y en donde dormiremos. ¿La muchacha dormirá sola? - dijo esto último dirigiéndose a Jared. Éste tardó en contestar.

- Dormirá conmigo.- dijo finalmente Leto, mirando hacia abajo con el ceño fruncido. Hacia las piernas de Claire. 

Dylan asintió y subió por las escaleras de oscura madera haciendo sonar cada uno de sus pasos en todo el lugar. Arriba, fue caminando por un largo pasillo con cuatro puertas de un lado y cinco del otro. Entró a cada una de las cinco habitaciones, examinando cada detalle. Cada una tenía una amplia cama con colchas de distinto color, un armario que ocupaba toda una pared y uno o dos ventanales de lo que se podían divisar las luces de la ciudad de Los Ángeles muy a lo lejos. Finalmente eligió la segunda puerta para el hospedaje de la prisionera. Las paredes eran de un azul marino con una colcha en la cama del mismo color. Se tomó su tiempo para trabar los dos ventanales y cerró las hojas y las cortinas de éstas. Al lado de la cama había un mueble con algunos perfumes encima, y dentro de uno de los cajones estaba la llave de la puerta. La tomó y dejó la luz encendida para que Leto la reconociera. 

Silent ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora