Silent Scream

33

Mis párpados pesaban tanto que de repente dejaron de hacerlo y pude abrir mis ojos con liviandad. Estaba tendido en mi cama, totalmente destapado, y totalmente vestido.

Me levanté con brusquedad y divisé el lugar en el que me encontraba. No era ni muy lejano ni muy distinto, era mi casa.

La habitación estaba a oscuras, salvo por la luz de la luna que iluminaba a través de las hendijas de las persianas. Era extraño cómo sentía mis pupilas dilatadas recorrer toda la estancia mientras me movía cauteloso hacia la puerta.

Salí hacia el comedor, mi cuerpo sentía un frío que se tornaba cálido y me hacía transpirar.

Me paré en el medio del lugar y giré sobre mis talones una y otra vez como si algo o alguien estuviera escondido espiándome, siguiendo mis pasos. Y así lo comprobé al mirar a la puerta de vidrio que daba al patio trasero. Un hombre estaba parado allí en frente, con el cabello un poco más arriba de los hombros, espalda ancha, músculos bien formados y con algo en su brazo que parecía ser un tatuaje.

Me resultaba conocido, y sentí que mi interior poco a poco se derrumbaba a medida que me acercaba a aquella persona.

Divisaba las marcadas facciones de su rostro, sus labios carnosos, sus cejas pobladas y sus grandes pómulos. No entendí cómo a pesar de verlo por completo no lograba reconocerlo. Pero lo hice cuando vi sus ojos. Sus pupilas color almendra mostraban el dolor que en alguna vida, en algún momento ambos habíamos sentido. Era él, en frente mío, mi sangre y mi apellido. Sus cejas estaban torcidas y su ceño fruncido, me miraba con odio y con tristeza. Sus ojos brillaban y sus pupilas temblaban.

Abrí la boca para hablar, pero mi voz se quedó aferrada a mis cuerdas vocales, y mis pies al suelo.

- Es una sorpresa volverte a ver por aquí.- habló. Su voz grave seguía siendo la misma a pesar de los años.

De mi boca salió solo un hilo de voz.- Yo...

- Creí que nunca volverías.- pausó.- Es más, creí que ya te habías olvidado de esta casa.

- No podría olvidarme, ni aunque quisiera.

Asintió levemente con la cabeza y se produjo un silenció que pareció eterno pero que duró apenas unos segundos.

- ¿Me has extrañado? - preguntó dejándome descolocado.

Asentí obnubilado.- Cada minuto.

- Aunque no me creas... Yo también.

- No... No te creo.- bajé la mirada hacia mis manos, sentía que mis ojos ardían.

- Sí, lo he hecho. Aunque esto no quiere decir que te haya perdonado.- volvió a su postura firme y dura y comenzó a caminar alrededor mío.- Cometiste un grave error.

- Lo sé.

- Terminaste con nuestros proyectos.

- Lo sé.- repetí.

- Nuestro futuro.

- Ya basta.

- Nuestros sueños.

- ¡Shannon!

- ¡Terminaste conmigo!

Gritó y me quedé completamente perplejo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude evitar fruncir el rostro y dejarlas caer por mis mejillas.

- Lo siento.- susurré con mi voz entrecortada.

- No lo sientas.- bajó el tono de voz.