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- Conéctalo a aquella red y enciende la ubicación.- dijo Marco por tercera vez señalando el objetivo que mencionaba en la pantalla del ordenador portátil. 

Tanto él como Amy se encontraban hacía más de cinco horas metidos en el despacho frente al artefacto que les iluminaba el rostro haciéndoles arder los ojos. Habían instalado más de tres programas en el sistema operativo y habían cambiado decenas de configuraciones, todo por la gran idea de Marco de rastrear el teléfono de Jared en cuanto lo llamaran. 

Tenían todo lo necesario para iniciar aquel operativo: un teléfono en un lugar desconocido, Internet, una posible señal en la red telefónica, paciencia, y un gran mapa de la ciudad de Los Ángeles en su totalidad que les acababa de aparecer en la pantalla del ordenador en cuanto Amy por fin conectó las configuraciones a la red que su compañero le mencionaba. 

Habían dejado atrás cualquier plan de hurgar en decenas de documentos y archivos viejos con nombres extraños y números increíblemente inmensos, para dedicarse a una sola imagen con calles, rutas, relieves y demás que los haría llegar a su objetivo más rápido que cualquier otra cosa.

La joven de cabellos castaños no entendía mucho sobre todo el idioma técnico del que Marco le hablaba, pero trató de armarse de paciencia para no alborotar el plan y poder conseguir lo que al fin y al cabo ambos querían; una ubicación concreta. 

Si había algo que aún le mantenía los ojos abiertos era la repentina esperanza de que por fin estaban por encontrar a Claire y su presunto secuestrador. Además del brillo de la pantalla que le pegaba con barrotes en la cabeza y no los dejaría pegar un ojo ni aunque estuviesen treinta horas sin dormir.

- Bien.- volvió a hablar Marco, haciendo que Amy, al escuchar su voz tan cerca, pegue un leve respingo y sacuda la cabeza para volver a sus asuntos.- Enciende la ubicación. 

Frunció el ceño y entre las configuraciones del inicio encendió la ubicación. 

Un punto azul apareció sobre el mapa, exactamente donde se encontraba la mansión, y para ser más exactos aún, donde se encontraba el ordenador. Marco sonrió al ver que todo funcionaba, y se enorgulleció de aún recordar cómo hacer todos esos procedimientos. 

- Este punto.- dijo señalando dicha marca con su dedo índice.- Aquí estamos nosotros. 

Amy suspiró con resignación.- Tecnología. 

Marco tomó el mando táctil del artefacto y abrió una pantalla de opciones encima del mapa.- Y en cuanto llamemos a nuestro amiguito, veremos un punto rojo en donde quiera que esté. 

Su compañera alzó las cejas, una vez más sorprendida, y acompañó su sonrisa. No se le aparecía en la cabeza una mínima idea de cómo había llegado a configurar todo para que solo con una simple llamada obtengan lo que hacía meses estaba buscando entre papeles. La emocionaba todo aquel mundo de tecnología y ese simple acceso a absolutamente todo que le proporcionaba una simple computadora, aunque jamás podría escaparse de un periódico o alguna de las revista para las que escribía.

No obstante, tomó su teléfono y comenzó a marcar el número de Jared, alborotando sus dedos por los recientes nervios que había sentido al no saber con qué se encontraría del otro lado de la línea. Estaba tan nerviosa, y ansiosa, que dudaba en poder terminar de marcar el número completo sin que el teléfono se le caiga de sus pequeñas manos.

- Toma.- le extendió el artefacto en cuanto pulsó el pequeño dibujo del telefonito verde.

Marco frunció el ceño e hizo un ademán para que se lo aleje.- Hablarás tú, ponlo en altavoz. 

- ¿Qué? - exclamó como si estuviera espantada por lo que le acababan de oír.- ¿Por qué yo? 

- No quiero levantar sospechas. 

Silent ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora