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Lo tenía todo planeado. Un vestido color celeste, marcando su cintura y soltando una falda hasta las rodillas. Volvería a la normalidad de su vida, como habría sido cualquier otra fiesta en su vida, su dinero, su orgullo. Haría todo lo posible por huir, por buscar ayuda, Amy era su única solución. Pero habría algo distinto aquella noche, no estaría sola.

Los pasillos de aquella solitaria casa a las afueras de Los Ángeles, en el medio de la nada parecían más vacíos y lúgubres de lo que normalmente eran. Los ruidos de sus tacos contra las baldosas resonaban a lo largo de todo el lugar, habiendo un pequeño eco que se escuchaba desde la planta baja, informando a Marco y Jared que se acercaba.

- Sigo sin creer lo que haces.- espetó Marco.

- Es solo una estrategia.- contestó Jared.

- ¿Una estrategia? - dijo, bajó la voz luego.- ¿Que tenga contacto con todos sus conocidos y que puedan llegar a reconocerla y hablarle es para ti una estrategia?

- ¿Quien dijo que tendrá contacto?

Marco se quedó callado. No entendía del todo lo que su compañero hacía, pero terminó por resoplar y voltear ante la joven que bajaba las escaleras con una expresión seria y alejada.

Los dos se quedaron mirándola, como ella, paso por paso, bajaba sutilmente cada escalón. Cuando terminó de bajar se acercó hasta ellos con la cabeza gacha sin mirarlos. Hubo un pequeño silencio, y luego sin decir nada, Jared caminó hacia la puerta de entrada, donde hizo un ademán con la mano para que Marco y Claire avanzaran. 

El camino, más bien el largo camino, fue totalmente silencioso, en el que Claire, luego de varios días, volvía a sentir aquellas cuerdas sujetando ambas muñecas en su espalda. Aguantaba las lágrimas, aunque éstas no hacían fuerza por salir, dentro de ella notaba una extraña tranquilidad, quizá creía que si Jared la había defendido una vez, lo haría de nuevo. Pero esas no eran las intenciones de Leto, al menos por ahora. Marco, quien iba en el asiento del acompañante, miraba al frente con el codo sobre la ventanilla baja, totalmente serio y sin intención de contacto con alguno de los otros dos acompañantes.

La zona céntrica se hacía a la vista con gente y gran cantidad de luces, no tardaban en llegar a la discoteca donde sería la fiesta.

Una vez que se encontraron en la puerta, el auto bajó por un estacionamiento subterráneo.

- ¿Entonces? - habló por fin Marco, rompiendo el silencio.

- Bajemos.- contestó Jared.

- ¿Y ella?

- Se queda.

- ¡¿Qué?! - se sobresaltó Claire, abalanzándose hacia adelante.

Jared volteó levemente y la miró.- Te quedas.

- ¡No! - seguía exclamando ella, levantando la voz.- ¿Para qué me has traído?

- No podía dejarte sola.- suspiró y abrió la puerta para salir. Marco hizo lo mismo.

- ¡Jared! - pero la puerta se cerró.

El motor apagado, las luces también y los seguros de las puertas estaban bajos. No tenía forma de salir de allí, sumado a que estaba atada.

- ¡Mierda! - gritó mientras los veía alejarse.


Jared y Marco comenzaron a caminar ente las filas de autos, al parecer el lugar se había llenado bastante, tomaron una escalera y llegaron a la puerta de entrada, donde se toparon con dos guardias.

- Nombres.- dijo uno de ellos, quien tenía una lista en la mano. 

- Leto y Abadi.- contestó Marco despreocupado. Jared le lanzó una mirada amenazante.

Silent ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora