VII

258 19 0
                                    

Mi respiración era pesada, tenía una capa de sudor, mi cabeza estaba entre mis piernas, trataba de ocultarme de algo o de alguien, mis jeans estaban rotos y mi blusa gris empapada de sudor, se oyeron pasos, me obligue a no respirar tan fuerte, estaba en la escuela detrás de la última mesa del salón de biología.

Los pasos se acercaban, tuve que controlar un sollozo, mi labio inferior estaba entre mis dientes, los pasos se detuvieron, escuche que se volvieron de donde vinieron, cerraron la puerta, solté un gran suspiro, aliviada, recargue mi cabeza sobre la mesa, estuve a punto se pararme, pero alguien tomo de mi brazo, grite.

-¿Creíste que te ibas a escapar?-La cara de Aleix se acercó, puso su nariz en mi mejilla, su aliento era caliente, cerré los ojos deseando que terminara-No lo harás-Rio- Nadie se  me escapa.

-Suéltame-Solloce-Por favor- Sabía que estaba en peligro.

-Terminaras como tus amigas.

-¿Qué?-Jadee, me soltó, gire a verlo, su rostro estaba ensangrentado.

No estaba herido, ningún rasguño, una sonrisa macabra estaba posada en su rostro, mis ojos estaban abiertos de pánico.

-Nadie se escapa de mi-Pauso-De nosotros-A su derecha apareció Mark y a su izquierda Dawson, los dos estaban igual que Aleix, ensangrentados y con una sonrisa malévola.

-¿Qué les han hecho a mis amigas?-Mi voz sonó valiente pero a la vez desesperada.

-¿A tus amigas?-Aleix se hizo extrañado, pero a los segundos volvió a su expresión anterior-Lo mismo que a tu familia-Jadee, los tres sacaron un cuchillo- ¡Lo mismo que te haremos a ti!

Los tres se acercaron y antes de que me enterraran el cuchillo en el tórax, todo se volvió negro. Un grito desgarrador salió de mi garganta

-¡NOO!

Mis ojos se abrieron, dándome de primera vista el techo de mi habitación, me senté en mi cama, mi respiración era viciada, mi corazón golpeaba contra mi pecho, toque mi frente, estaba llena de sudor, me quite la delgada sabana de mi cuerpo que estaba igual húmeda en sudor,  me frote los ojos.

Había sido una pesadilla. Una muy vivida pesadilla.

La respiración había vuelto a su ritmo normal al igual que los latidos de mi corazón, tome mi teléfono que estaba en mi mesa de noche. Las 5:43 de la madrugada, no me iba a poder volver a dormir, me levante de mi cama, me había dormido con la ropa de ayer, fui a buscar mi ropa para la escuela.

Encontré un jean de mezclilla, vi la blusa gris sencilla de mi sueño, al recordarlo un frio recorrió mi espina dorsal, la enterré entre toda mi ropa y tome una blusa holgada color rosa bajito, contrastaba bien con mi piel bronceada.

Tome una ducha rápida, quería mantenerme ocupada para no pensar en mi pesadilla, me vestí, me peine, me puse los converse, recordé que no tenía tarea ¡Mierda! Pensé por unos instantes, hare el desayuno.

Salí de mi habitación y baje a la cocina, fui directo al refrigerador, saque la reja de huevos el tocino, prendí la estufa, puse un sartén en la lumbre y coloque un poco de aceite, puse dos huevos, puse otro sartén y comencé a freír el tocino, prendí la cafetera, tosté unos panes. Ya había terminado de preparar todo, escuche que bajaban las escaleras.

-Buenos días, bonita-Mi mamá entro en la cocina, vistiendo unos pantalones de vestir y una camiseta blanca, impropio de mi madre cuando se levanta, se quedó sorprendida al verme preparar el desayuno- ¿Qué es todo esto?-señalo la mesa con el ceño fruncido.

-Solo me levante temprano y decidí preparar el desayuno-Me encogí de hombros.

-Hasta hiciste caritas-Dijo viendo los platos, parecía una niña emocionada.

Between WeaponsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora