XXVII

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La caja se resbalo de mis manos paralizadas, las piernas me fallaban, me deje caer al piso, mi respiración fallaba, pero luego el miedo se convirtió en enojo, tenía ganas de gritar.

Me levante de donde estaba, tome la caja y la fui a dejar a los basureros del estacionamiento, lo deje ahí y fui corriendo a mi casa, con dedos temblorosos puse la llave en la puerta, veía a todas partes, como si alguien estuviera observando, por fin la puerta abrió y me metí a mi casa.

Cerré los ojos y desee con todas mis fuerzas que esto no estuviera pasando.

Sabe dónde estamos. Él lo sabe.

Fui aun con las piernas temblando hasta mi habitación, mi corazón seguía latiendo sin control, busque mi ropa deportiva y me cambie, sentía mi estómago revuelto.

Escuche el timbre, baje las escaleras de nuevo, abrí la puerta, la sonrisa de Aleix desapareció cuando me vio.

-Maya-Su voz sonó preocupada- Estas pálida ¿Qué paso?- Me miro de pies a cabeza.

-Quiero irme de aquí-Mi voz sonó rasposa.

Di un paso y mis pies tropezaron. Aleix me rodeo la cintura con un brazo y me ayudo a llegar a su auto, me subí, Aleix a los segundos subió, mi mirada estaba fija al frente, el comenzó a manejar, no dije una palabra.

Cuando ya estuvimos fuera de la ciudad se detuvo.

-¿Por qué estas así?-No me había girado para verlo- Maya- Tomo mi barbilla e hizo que lo mirara.

-Es mi padre Aleix-Dije en un susurro, su rostro fue indescifrable, no se si era preocupación, enojo o confusión.

-¿Estuvo en tu casa?-Pregunto de inmediato- ¿Te hizo algo?-Tomo mis hombros, yo negué.

-Envió un regalo para mi madre-Pause- Por suerte ella no estaba, puso su nombre en la tarjeta Aleix- Mi voz sonó temblorosa- Como si nos quisiera decir, los encontré-Apreté mis puños que estaban en mis piernas- ¿Qué pasa si le hace algo a mi madre o a Miguel o a Patrick? No lo podría soportar-Mis ojos escocían, la mirada de Aleix era seria, como si estuviera pensando algo.

Mi padre era peligroso, siempre ha tenido problemas de ira, siempre y eso lo puedo comprobar, la cicatriz en mi clavícula comenzó a hormiguear.

-No dejare que les pase nada, ni a ti, ni a tu familia-Su tono era decidido.

-Aleix sabe dónde estamos-Apreté mis labios para no comenzar a sollozar.

-Ven aquí-Me atrajo a él, controle mi respiración, no quería llorar, eso se me estaba dificultando.

Estuvimos un rato así, en silencio, cuando mi cuerpo dejo de temblar por mi respiración me separe de él.

-Tenemos que ir al entrenamiento-Dije sin mirarlo.

-¿Segura?-Alce mi rostro.

-Si, estoy bien-Trate de sonreír, pero salió como una mueca.

Me acomode en mi asiento, Aleix soltó un largo suspiro y volvió a manejar. Al poco rato llegamos a la vieja casita, estaban los autos de los chicos, Aleix ayudo a que saliera del coche, me tomo de la mano y le dio un apretón, fuimos dentro de la casita y bajamos.

Vi a todos ya entrenando.

-Maya luces horrible- Daniell quien estaba sentada levantando unas pesas se detuvo.

-Por cumplidos así eres una de mis mejores amigas Dan-Dije sarcástica.

-¿Qué paso May?-Toshio me miro con ojos preocupados.

Between WeaponsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora