XXXIII

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Imágenes del regalo en mi puerta y la tarjeta de hoy escrita de una manera peculiar vinieron a mi mente, comparándolas, era la misma escritura irregular.

-Por tu cara creo que estas atando cabos-su voz interrumpió el hilo de mis pensamientos.

El sol estaba casi ocultándose, las luces de la estancia eran las que nos iluminaban.

Había bajado mi arma, estaba apuntando al suelo, mis brazos estaban tensos y comenzaban a doler, las personas a mis espaldas estaban calladas, demasiado.

-Fuiste tu... el que estuvo en la boda-dije con mi voz entrecortada por la furia.

-No me quería perder ese hermoso momento-su voz sonó neutra- Veo que aun sigues mordiéndote los dedos-señalo mis manos con su cabeza mientras ponía el vaso en el escritorio que nos separaba, y apagaba el cigarro en un cenicero.

Todo el día la he pasado de nervios y no me había dado cuenta de que tenía la carne alrededor de mis uñas roja y justo ahora me empezaban a latir por el ardor. Mire de nuevo al hombre frente a mí, y su cara mostro sorpresa.

-No lo puedo creer-dijo con voz divertida antes de echarse a reír.

-¿Por qué nos dejaste ese mapa?-Aleix hablo por fin, tenía la voz tensa.

-No te lo habían dicho ¿cierto?-ignoro la pregunta de Aleix y se dirigió a mi.

Mi cabeza no se inclinó en signo de desconcierto, sino sentí el peor de los sentimientos. Me sentí traicionada.

Quería creer que ellos ignoraban lo que yo, pero al girar mi cabeza para ver el rostro de Aleix, no tuve ninguna duda, él sabía que esto podría pasar, por eso discutió con su padre, por eso trato de que no viniera. Para seguir ocultándomelo. No me miro, ni siquiera una mirada rápida.

-¿Por qué nos dejaste ese mapa?-Aleix repitió la pregunta, pausada y con tono furioso.

Aparte mi mirada de Aleix y la dirigí a mi padre, él quito la mirada de mi, la puso en Aleix.

-Porque esas personas me estorbaban-dijo sin importancia, pero una chispa de diversión cuzo sus ojos- Esas personas me querían traicionar o me ocultaban cosas-pauso- Que suerte que tengo gente en serio de mi lado.

En ese momento sentí como si enterraran una daga en mi corazón, ¿Las chicas sabían? No, no puede ser, ellas me lo hubieran contado, en especial Gianna.

-Así que hiciste que los matáramos solo por eso-Mark hablo enojado y asqueado.

-Un pajarito me había dicho que ustedes son los mejores por aquí-su cabello igual al de mi hermano se sacudió, mientras él volvía a reír- Creo que no estuvo mintiendo.

-Eres un monstruo-escupí esas palabras con odio.

-Oh no Maya, somos-puso sus manos en el escritorio y se recargo, con su cuerpo hacia enfrente- ¿Crees que no sé qué no tienes el mínimo remordimiento cuando disparas a la cabeza de alguien?-contuve la respiración.

-Eso es porque son personas que hacen el mal-mi voz salió con dificultad, ya que estaba deteniendo los temblores que sus palabras me provocaron. Yo no era un monstruo.

-Según uno de mis hombres, tienes la misma mirada que yo-mostro su dentadura al sonreír.

-No-alce mi arma y le apunte- Cállate.

-Somos más parecidos de lo que crees cariño-una nueva ola de odio me golpeo.

-¿No piensas callarte?-quite el seguro y cargue.

-Maya...-Aleix puso su mano en mi hombro.

-¡Suéltame!-me sacudí su mano.

Las puertas laterales de la habitación se abrieron, los cinco hombres que hacían guardia en el pasillo salieron de ellas, nos apuntaron con sus armas, escuche como los demás sacaban su arma y apuntaban, vi la de Aleix a mi lado derecho.

Between WeaponsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora