XXIX

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*Este capitulo contiene escenas subidas de tono, leer bajo su propia responsabilidad*

Sentí un cosquilleo en mi espalda, abrí mis ojos lentamente, las cortinas estaban cerradas pero pude notar que el sol estaba brillante ahí afuera, gire mi cabeza al otro lado y pude ver de dónde provenía el cosquilleo. Aleix estaba pasando sus dedos por mi espalda desnuda.

-No quise despertarte-se disculpó alejando su mano.

Tenía el cabello oscuro alborotado, sus ojos me observaban con dulzura, su dorso esta descubierto, yo estaba acostada boca abajo.

-Descuida- nos observamos por un largo rato, hasta que él se inclinó y me beso.

-Buenos días- dijo cuándo finalizo el beso.

Sonreí como estúpida, tape mi boca con mi brazo.

-Buenos días.

-Eres preciosa hasta cuando duerme ¿sabías?-Aleix se recostó boca arriba y puso sus manos atrás de su nuca. Mi corazón dio un brinco.

Se veía tan sexy así, despreocupado y recién levantado. Me levante y me coloque encima de él, con una mano sostuve la sabana que me cubría, Aleix me dio una sonrisa, se la devolví, acerque mis labios a los suyos y los bese, era suave y pausado, sin prisa por parte de los dos.

Las manos de Aleix estaban en mis caderas, mi cabello se vino a nuestros rostros, hizo que nos separáramos, él acomodo mi cabello detrás de mis orejas, sin dejar de sonreír.

-¿Quieres desayunar algo?-pregunto con voz dulce- Si, si se cocinar-dijo al ver mi rostro de sorpresa- Bueno solo un poco-reí.

-Me gustaría ver que haces-me puse a un lado de él.

-Soy bueno en lo que hago-una sonrisa pícara se posó en su rostro- Eso lo sabes bien- me guiño un ojo, me sonroje.

-Ya entendí que eres multifacético-rodé los ojos aun con las mejillas encendidas- Ahora baja a la cocina y has el desayuno- ordene divertida, él se acercó a mi rostro y con una sonrisa dijo.

-Enseguida-sonreí.

Me recosté completamente, escuche como él se ponía la ropa, al escuchar pasos gire a velo, solo se había puesto los pantalones, dejándome a la vista su abdomen que pedía que lo tocara, me mordí el labio inferior.

-Una foto te durara más-comento Aleix antes de salir.

-Estúpido- murmure.

Decidí pararme, me senté en el borde de la cama y sentí una molestia, entre mis piernas. Trate de pararme y las piernas igual me dolían.

Dichosa primera vez. Gruñí bajito.

Me deshice de las sabanas que me rodeaban, me metí al baño a lavarme el cuerpo, me coloque un short de algodón, y una blusa holgada color gris, no quise ponerme sujetador. Mire toda la habitación, vi mi ropa de ayer y algunas sabanas en el suelo, antes de salir puse todo en la silla de mi escritorio.

Baje las escaleras descalza y fui directo a la cocina, aun sentía molestia pero no era tanto como cuando me pare.

Al entrar a la cocina mi primera visión fue la espalda de Aleix, la cual tenía unas leves marcas rosas, casi rojas.

Imágenes de mi arañando su espalda vinieron a mi mente, sus gruñidos. Mi estómago dio un vuelco y no por hambre, aunque lo que estaba preparando olía bien, cerré la puerta de la cocina y el volteo, primero tuvo una sonrisa y luego su ceño se frunció.

-No, no, no, no y no-me recordó a mi abuela.

-¿Qué sucede?-pregunte divertida, sin decir una palabra salió de la cocina.

Between WeaponsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora