Desde que termina la conversación con Raoul intenta ser consciente de lo que ese chico le está haciendo vivir. Ahora mismo se encuentra sentado en su rincón favorito contemplando el mar. Está pensando en la cantidad de cosas que pueden hacer juntos en la isla, a todos los sitios donde le gustaría llevarlo, y se sorprende cuando por su mente pasan imágenes de ellos dos comportándose como algo más que amigos. Ellos dos en su cama durmiendo, ellos dos mirándose de frente y no a través de fotografías, ellos dos rozándose sin querer queriendo... Y no lo puede evitar, pero sonríe.
"Definitivamente sí, estoy encoñado" piensa, a la vez que estira su pierna para sacar el móvil de bolsillo.
Abre la aplicación por la cual está a punto de cometer una de las mayores locuras. Mueve la cámara desde su izquierda hasta completar la story, grabando el mar en calma y el pequeño rincón rocoso en el que él se encuentra sentado. Pulsa sobre las letras que tiene arriba a la derecha y escribe:
Aquí te espero. No tardes en venir.
Coloca la frase en la parte izquierda del vídeo y lo envía a su perfil. Guarda el móvil y sigue mirando un poco más el atardecer.
No es consciente del tiempo que pasa hasta que recibe una llamada y le obliga a volver de su mundo particular al real. Vuelve a coger el teléfono y, sin prestar atención a quien le llama, coge la llamada.
-¿Sí?
-¿A qué no es necesario que lleve una toalla para ducharme? – Le dice Raoul, tapándose el otro oído para dejar de oír a su madre y escuchar cuando le responda Agoney.
-¿Perdón? – Dice antes de apartar el teléfono de la oreja y fijarse quien le llama. -¿Raoul?
-Soy yo. ¿Me puedes responder a la pregunta?
-Claro que no hace falta que traigas toalla de aseo, tengo en mi casa. – Le contesta.
Agoney se queda callado escuchando como Raoul le explica a su madre: Ves mamá, te dije que no hace falta que meta una. ¿Quieres hablar tú con él por si no me crees?
-No, no, Raoul no me pases a tu madre. – Se pone de pie intentando no caerse de la roca.
Con el móvil apoyado en la oreja y con la ayuda del hombro, lo sujeta para volver al paseo.
»Raoul.
-Dime Ago.
-No hace falta que metas en la maleta cosas que tengo en mi casa. – Hace una pausa escuchando como le dice a su madre que se calle un momento. -No traigas tampoco toalla para la playa.
-¿No me vas a llevar a la playa? – Pregunta llevándose una mano al pecho como si le hubiese dolido lo que le dijo.
-Claro que te voy a llevar, pero tengo toallas aquí.
Sonríe cuando escucha: Mamá, dice Ago que no lleve cosas innecesarias. ¿Condones tampoco? Le responde la madre. Y él no sabe dónde meterse. Menos mal que está a más de dos mil kilómetros...
»Raoul, dime que tu madre no te acaba de decir lo que creo que te acaba de decir. – Se le traba la lengua al decirlo él.
-Ups! Sí, lo acaba de decir. – Se ríe. -Perdona que te haya llamado, pero se pone muy pesada cuando me voy de viaje. – Se intenta disculpa con él, por haberle llamado así de repente. -Y me quiere comprar de todo.
-Está bien, no pasa nada.
-¿Qué haces? – Desvía el tema Raoul porque sabe que, como mínimo Agoney ahora está igual que un volcán a punto de explotar.
-Estaba tomando un rato el aire, pero me voy a ir a tomar un par de cervezas. Creo que las necesito.
-Ago – Se ríe. -Que no ha sido para tanto, tenías que haber visto mi cara cuando lo dijo.
-Sé cómo tengo la mía, es suficiente. – Dice pasándose la mano por la cara.
-Hablamos luego. Voy a intentar que mi madre no compre cosas por comprar, ¿vale?
-Claro. Adiós, Raoul.
-Adiós, Ago. – Le lanza un beso antes de colgar.
Agoney se quita el móvil de la oreja y cuelga la llamada. Se ríe nervioso solo por lo absurdo que ha sido lo que le acaba de pasar.
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#RAGOINSTAGRAM
FanfictionTodo comenzó con una foto en Instagram. Ahora, dos chicos separados por miles de kilómetros empezaran una relación especial a través de la red social.