Capítulo 54

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El juego de lenguas no dura más de 15 segundos, poco a poco se conocen y saben cuándo parar antes de tener un problema que solucionar y no poder hacerlo en el sitio en el que están. Cuando se separan se miran a los ojos y vuelven a bajar las miradas a los labios.

-Bonito - Dice Raoul moviendo únicamente los labios.

Agoney sonríe poniéndose las mangas del traje y girándose a la vez que mira a Raoul.

-¿Me ayudas?

Raoul sin decir nada, coge los extremos por dónde se encuentra la cremallera y tira por ellos hasta juntarlos lo máximo posible y poder subirla sin mucho esfuerzo. Cuando el enganche lo tiene ya arriba del todo en la nuca, se pone de puntillas y se sitúa a su derecha para hablarle al oído.

-Listo, surfero.

Agoney gira la cabeza para mirarle y regalarle una sonrisa.

-¿Te vas a quedar aquí? – Le pregunta una vez que tiene la tabla con él en la mano

-¿Te gustaría?

Agoney cierra los ojos y sonríe.

-Sí – Responde -Aunque no hace falta que estés todo el tiempo.

-Vale. Ahora a coger olas, venga – Dice dándole una palmada en una de las nalgas y riéndose en el momento que ve como Agoney lo mira.

Agoney camina en dirección al agua donde hay más gente encima de sus tablas jugando y bailando con las olas. En el momento que el agua le cubre a la altura de las rodillas, deja la tabla en el agua y se tumba encima de ella para bracear contra las olas que vienen y meterse más al fondo del mar.

Raoul desde la orilla se sienta en la arena con las piernas encogidas y abrazadas a ellas mientras lo mira moverse en el agua.

Agoney intenta coger varias olas pero todas las veces acaba sumergido bajo las aguas con la tabla flotando. No tarda mucho en volver a la superficie y ponerse encima otra vez. Pero la última vez con todo el cuerpo pegado a la tabla boca abajo y los brazos colgando en el agua, deja que su mente viaje y piensa que es feliz. Que los nervios que tenía por conocer a Raoul se esfumaron en el mismo momento que lo vio sonreír. Que no es el típico chico con el que no se puede hablar de nada porque solo quiere follar, como le ha pasado alguna que otra vez que quedó con algún desconocido a través de Grindr. Piensa que tiene que dejarse llevar un poco más, que si tiene ganas de disfrutar que lo haga, que si tiene ganas de tocar, provocar y besar, no tiene por qué cortarse. Que si en algún instante quiere parar porque no se siente cómodo, sabe que Raoul lo entendería, es más, está seguro de que el chico que le mira desde la orilla le sabe leer perfectamente. Recuerda que esa misma mañana Raoul no quiso seguir haciéndole nada si él no estaba seguro, así como los nervios que tenía se los comió a besos... Mira hacía la orilla y aunque está bastante lejos, consigue distinguirlo y aunque Raoul no lo ve, sonríe.

-Voy a ir a por todas. – Dice mirando a ver si viene alguna ola y poder meterse por ella.

Raoul está disfrutando de ver a la gente entrar y salir del agua con las tablas en la mano, mira hacía donde está Agoney pero no le ve hacer nada, tiene un poco de miedo que le haya pasado algo y que por eso no se mueva. Lo que no sabe es que el agua y Agoney son amigos inseparables y cada vez que tiene que pensar, reflexionar o tomar decisiones necesita una dosis de mar, olas y tabla.

Antes de que le dé tiempo a acercarse más a la orilla, ve como una ola se aproxima a Agoney y éste se pone de pie en la tabla y desaparece. Raoul se tensa pero, cuando lo ve aparecer encima de la tabla con el cuerpo inclinado hacia delante manteniendo el equilibrio, se vuelve a sentar en la arena y mira sorprendido como su "amigo" surca las olas y viaja dentro de ellas.

Lo pierde de vista unos segundos hasta que lo ve salir con la tabla en la mano por su lado derecho y caminar hacia él con una sonrisa en la cara y decidido. Cuando llega a su altura deja la tabla en la arena y se agacha para quedar frente a frente con él unos segundos que se hacen eternos, se sonríen y Agoney le tiende la mano para ayudarlo a incorporase. Cuando por fin están de pie, lo rodea con un brazo por la cintura y acercando su cara a la contraria deja un beso, seguido de otro, y otro más. Afloja el agarre y lo hace girar en sus brazos quedando la espalda de Raoul pegada a él, y sus manos cruzadas en el pecho del chico que tiene agarrado. Se aproxima a su oreja y antes de decirle nada le deja un pequeño mordisco en el lóbulo, haciendo que Raoul jadee por la situación en la que se encuentra.

-Quiero besarte, tocarte y disfrutarte sin miedo. -¿Me ayudas?

Raoul no da crédito a lo que oye, ahora es él quien se pone nervioso y le flaquean las piernas.

-Lo estás haciendo muy bien tu solo, pero si necesitas algo, estoy aquí -Le dice girando su cara para que lo escuche sin levantar mucho la voz antes de volver la cara al frente y bajarla hasta besar las manos que le rodean el pecho.

Agoney lo vuelve a girar para besarlo, con una sonrisa en la cara que le llega de oreja a oreja, y Raoul, sin poder ni querer ocultar el estado de felicidad en el que se encuentra, se deja hacer.

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