Capítulo FINAL

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El aeropuerto a estas horas de la mañana no está muy lleno de gente. Hay pocas personas esperando a que lleguen sus familiares o amigos, personas despidiéndose de sus seres queridos y luego están ellos dos.

Raoul y Agoney en un pasillo del aeropuerto abrazados. Los brazos de Agoney rodean el cuerpo menudo de su novio, que tiene la cara enterrada en su pecho. Los brazos de Raoul le rodean la baja espalda con toda la fuerza que tiene en ese momento.

–Amor, mírame. – Le dice Agoney.

Raoul niega con su cabeza sobre el cuerpo de su chico.

»No seas crío, mírame – Vuelve a decirle antes de darle un beso en la cabeza.

Raoul se separa unos milímetros del cuerpo de su novio, mueve la cabeza y le mira.

»Me tengo que ir, tengo que pasar el control todavía.

–Pero... –bajando la mirada un poco. –¿Vas a volver, verdad?

–Claro que voy a volver. – Le besa en los labios. –Tengo a mi novio aquí, en Barcelona, tengo que volver para estar con él.

Agoney consigue juntar sus labios con los de Raoul. Una vez más vuelven a darse esos besos cariñosos que a ambos tanto les gustan. La lengua de Raoul se introduce en la boca contraria sin ningún ánimo de provocación, sino porque no quiere que ese beso se acabe. No quiere dejar de sentir que lo tiene ahí.

–Prométeme que no lo vas a hacer – Habla Raoul esta vez con las manos en las mejillas.

Agoney no puede evitar reírse. Sí es verdad que alguna vez cuando era más adolescente lo tiene hecho, y ahora le volvió a entrar el gusanillo, y sabe que hasta que no lo haga, no va a estar a gusto.

–Pero, amor, si voy a ser yo igualmente.

–Me da igual, pero a mí me gusta sentirla. – Responde moviendo las manos.

–Bueno, me lo pensaré – Se ríe.

Y vuelven a besarse para despedirse.

Después de besar varias veces a su novio, busca con la mirada a los padres de él para despedirse también.

–Te esperamos pronto, cariño – Le dice la madre de Raoul en el abrazo que se están dando.

–Muchas gracias, de verdad. – Deja un beso en la mejilla

Una vez que también se despide del padre, vuelve a besar los labios de Raoul, a decirle que le quiere mucho y que volverá enseguida.

Raoul junto con sus padres ven a Agoney avanzar por el pasillo y entrando al control.

–¿Le diste eso? – Pregunta su madre.

–Sí, bueno se lo guarde en la mochila. Ahora cuando se siente en el avión y saque los auriculares lo verá.

Una vez que lo pierden de vista, deciden marchar de vuelta para casa.

Raoul llega a casa con todas las ganas de volver a echarse en la cama y dormir. Esta noche entre abrazos, besos y algún que otro orgasmo, no es que hayan dormido mucho.

Sabiendo que no lo va a leer hasta que esté en Tenerife, le escribe.

Raoul: Acabo de llegar a casa, y tu olor sigue en mi habitación, en las sábanas, en la almohada... Así que voy a dormir un poquito más en tu sitio. Espero que tengas un buen vuelo, avísame cuando llegues. Te quiero, amor 😘 💛

Posando el teléfono en el otro lado de la cama, cierra los ojos y se deja llevar por el sueño.

Agoney sentado en su asiento del avión, mira el sobre que tiene dentro del pequeño bolso de la mochila. Lo saca junto con los auriculares, primero se los coloca, pone el móvil en modo avión y se pone la playlist que tiene en la biblioteca.

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