Capítulo 87

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Agoney es el primero en despedirse en el salón y subir a la habitación. Está terminando de desvestirse cuando la puerta vuelve abrirse y entra Raoul.

–Es tontería que te pongas esos pantalones – le dice cerrando la puerta y acercándose a él.

–Es el pijama y me lo voy a poner. – Comienza metiendo una pierna y luego la otra.

–Vale. – Sonríe Raoul frente a él y con una mano encima de la goma del pijama.

–¿Por qué te ríes?

–¿Ves esa cama de ahí? – Agoney asiente. –Pues en cuanto estemos dentro, esto – coge el elástico del pantalón corto – lo vas a perder entre las sábanas.

–Raoul, tus padres están...

–No te preocupes por mis padres. Tú no grites y no hagas demasiado ruido y listo. – Le mira con una sonrisa pícara. - Además están acostumbrados.

Agoney se sorprende por lo que acaba de decir Raoul y se le nota en la cara.

»Relájate, eres el primer chico que viene a dormir a mi cama – se pone de puntillas para darle un beso. –Pero seguro que saben que yo mismo me doy placer. – Le dice mientras se quita sus pantalones de chándal y queda en calzoncillos. -No son tontos.

–RAOUL – se escandaliza por lo que dice.

–Y esta noche, el placer lo vas a recibir tú – Le contesta con el dedo índice en el pecho, comienza a deslizarlo hacia abajo.

Mientras Agoney siente el dedo de Raoul moverse por su cuerpo desnudo, no puede evitar coger aire y retenerlo unos segundos más dentro de él antes de soltarlo y jadear. Le coge de la muñeca para pararle, pero cuando sus ojos conectan, Agoney pierde toda fuerza y resistencia y deja que Raoul lo llene de caricias, a la vez que lo va empujando hacia atrás hasta que sus piernas chocan con el colchón de la cama, y se deja caer hasta que se sienta. Pero antes de que Agoney pueda decir nada, Raoul se sienta con las piernas abiertas encima de él.

El primer beso que recibe Agoney es en la frente, con ambas manos sujetándolo por las mejillas. Agoney cierra los ojos, coge a Raoul por la espalda y éste aprovecha para besarle suavemente los párpados, de ahí baja a la nariz donde además de dejar un beso con sus labios también lo hace con su propia nariz. La respiración de Agoney se vuelve más acelerada y todo porque quiere y necesita ese beso en los labios que está a punto de recibir.

Cuando Raoul posa los labios en los contrarios, no hay separación. Agoney le aprieta contra él, Raoul mueve su cabeza y juega con los labios de Agoney antes de profundizar más el beso. Son las manos de Agoney en las nalgas del culo contrario las que aprietan, y amasan pidiendo más, una vez que ya tiene la lengua de Raoul en una lucha con la suya por querer manejar la situación.

Se besan con ganas y con necesidad.

Raoul se aparta y mirando a Agoney a los ojos una vez que los abre, le empuja para atrás haciendo que caiga de espaldas en la cama. Desde la posición en la que está, contempla el torso desnudo que tiene bajo él, como el pecho sube y baja más rápido de lo normal, como Agoney cierra los ojos y se muerde un lateral del labio, echando la cabeza hacia arriba dejando el cuello estirado.

Raoul aprovecha para posar las manos en los pectorales y mover su pelvis encima de la entrepierna de Agoney. Se aprieta más hacia abajo sintiendo como la polla que quiere despertar, lo está haciendo. Poco a poco va creciendo, se va poniendo más dura y comienza a palpitar por la presión que siente al tener a Raoul encima moviéndose despacio e intenso...

–¿Ahora si quieres más? – Se inclina para volver a besar esos labios que tanto le gustan.

Agoney responde elevando la pelvis para que Raoul vaya pensando en hacer algo y no le dejé así.

–¿Me dejas tocarte? – Pregunta bajito sobre los labios después de quitarse la camiseta.

–Sí – Suena a súplica por parte de Agoney, que le muerde el labio inferior y tira de él.

–No te muevas. – Se mueve sobre sus piernas hacia atrás. -No grites. – Se mueve otro poquito más. -Y sobre todo, no hables. – Se baja de sus piernas y se queda de pie.

Raoul se inclina sobre él y metiendo los dedos por la goma del pantalón del pijama, tira de ella hacia abajo y se deshace del pantalón y de la ropa interior. Ahora sí, ahora lo tiene completamente desnudo en su cama. Ve cómo tiene la polla de hinchada, además de mojada por el líquido preseminal que ella misma expulsó ya. Agoney tiene los ojos abiertos, mirando cada uno de los movimientos que hace Raoul. Lleva la mano a su propia boca, lame la palma y así, inclinado cómo está sobre la boca de Agoney, le agarra la polla.

Lo primero que hace es apretar, quiere sentirla y que Agoney sienta.

No pasan muchos segundos cuando la mano de Raoul baja y sube por el tronco varias veces seguidas y cada vez aumentando un poquito más la velocidad, haciendo que Agoney comience a jadear, a querer cogerle de las muñecas para hacerlo parar. Raoul detiene esos movimientos rítmicos con su mano porque, si lo que de verdad quiere Agoney es parar, Raoul lo va a hacer. Agoney se mueve en busca de más. Es entonces cuando Raoul le da más, vuelve a mover su mano, a apretar, a subir y bajar con diferente intensidad. Le besa un poco en los labios porque le gusta verle deshacerse en jadeos y respiraciones agitadas, pero también en palabras ahogadas pidiéndole más. Y él no es nadie para privarle de lo que quiere su novio.

Raoul estuvo aguantando sus ganas, sus gemidos pero ya no puede más y también comienza a jadear. A querer verle disfrutar para hacerlo él.

Raoul mete la mano por dentro de sus calzoncillos y se acomoda como puede encima de la cama para terminar lo que empezó, pero también para comenzar a masturbarse él. Para que tenga el primer puto orgasmo en Barcelona, con él y en su cama. Después de unos movimientos más, Agoney no tarda mucho en que sus piernas comiencen a moverse, su pelvis a tener movimientos involuntarios. Raoul le ve abrir la boca para gritar, por lo que dejando de darse placer, le pone su brazo en la boca.

–Muerde - Dice mirándolo a los ojos bombeando más rápido.

Agoney intenta aguantar un poco más pero no puede. Muerde en el mismo instante que un orgasmo arrollador le atraviesa entero, y su polla escupe el semen sobre su propio cuerpo.

Raoul se deja caer a su lado en la cama, se quita los calzoncillos para agarrar su propia erección sin tela de por medio y, escuchando la respiración agitada de Agoney, también deja ir las ganas acumuladas que tenía. 

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