Capítulo 72

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La noche los encuentra acurrucados en el sofá, en el cual vieron una película, durmieron la siesta y ahora mismo se están mirando a los ojos. La mano de Raoul está anclada a las cadera de Agoney, mientras que una mano de él deja pequeñas caricias en la cara suave de Raoul. Se sonríen, se besan en los labios, en los párpados, en las narices, se besan en todos los sitios. Raoul comienza a besar con más ganas, necesita más, pero es Agoney el que le para.

-Necesitas reposo, no alterarte. – Le dice echándolo para atrás y que se quede como está.

-Ago, estoy bien. La molestia de la cabeza ya se me pasó, y – Le contesta tumbado en el sofá y cogiéndolo de la mano para que no se vaya. -Te prometo que me encuentro bien.

-Me da igual. Reposo es reposo. – Levanta su cuerpo para dejar un beso en los labios, antes de sentarse en el sofá.

-¿Y me vas a dejar así? – Reprocha Raoul.

-¿Así como? - Gira la cabeza para mirarle. -Si tan bien dices que estás... sí, así te vas a quedar. -Y se levanta del sofá.

Comienza a caminar en dirección a la cocina, no tienen mucha hambre, pero aunque sea poca cosa deben de comer, para irse a dormir. Raoul le ve marcharse y frunce el ceño. "No puede ser verdad que me dejes así" Piensa mientras se levanta él del sofá. Cuando llega a la cocina, rodea con los brazos a Agoney y apoya su cara en la espalda contraria.

-Vamos, Ago. – Le dice acariciándole el vientre y bajando sutilmente la mano.

-A cenar vamos a ir, Raoul. – Contesta posando una mano encima de las de Raoul para evitar que continúe bajando.

Raoul no quiere ser pesado y le hace caso. Se sienta donde tiene un plato con una tortilla francesa y un vaso de agua. Agoney se preparó lo mismo.

Desde que fue a buscar a Raoul al hospital no han hablado del accidente y, este es el momento en el que Raoul le explica que no se había enterado de nada. Que él iba trasteando con el móvil en las manos y que de un momento a otro, se encontró con un chico que lo estaba despertando. Le dice que fue todo muy rápido.

-Siento mucho invadirte la casa – Comenta llevando el último trozo de tortilla a la boca.

-Ya te dije que estás en tu casa, no sientas que invades nada. – Pone una mano encima de la suya. -Además mis padres todavía no vienen, así que no tengas problema.

-Muchas gracias, Ago, de verdad, gracias por cuidarme. – Su tono de voz es dulce y delicado.

No les apetece más sofá y se trasladan a la cama de Agoney que también tiene televisión, aunque la usa más bien poco. Antes de meterse en ella, se quitan la ropa quedando solo en calzoncillos. Aunque no están abrazados, Raoul no deja de insinuarse, de tocarle, rozarle y acercarse para besarlo, pero Agoney ni se inmuta. No quiere que Raoul haga ningún esfuerzo y, se está conteniendo como el que más. Después de todo lo que habían hecho sobre todo ayer, lo que menos se le apetece es pasar de Raoul, como si él no sintiera nada y no le apeteciera comerle a besos de arriba abajo, pero no quiere ser débil y que Raoul vea que con un par de besos consigue lo que quiere.

Después de pasar varias veces los canales de la televisión, Agoney le pide que deje el canal de Disney en el que la película de El Rey León acaba de comenzar pero, Raoul sube un canal más.

–Raoul, no seas así. - Le dice golpeándole en la pierna

–Ay!! ¿Qué quieres? - Le contesta mirando la televisión sin poner el canal que Agoney pide.

–Ver esa película. Estoy seguro de que te gusta. - Le responde con voz alegre.

–Pues igual que los besos que yo te quiero dar – Le mira. –Estoy seguro de que también te gustan y no me dejas dártelos. – Se cruza de brazos.

–¿Un beso por ver la película? – Le pregunta Agoney.

– Dos besos y que me abraces mientras la vemos. ¿Trato?

Agoney gira su cuerpo, con sus dos manos coge la cara de Raoul y poco a poco se va acercando a sus labios. La respiración de Raoul se vuelve un poco agitada, son los labios rodeados de barba los que atrapan los contrarios y con los dientes muerde el labio inferior apartándose y tirando de él. Antes de que Raoul pueda protestar ya vuelve a tener los labios de Agoney junto a los suyos, es la lengua contraria la que pide acceso al interior de la boca y, aunque tarda un poco, Agoney cae ante los besos de Raoul y le da permiso. Abre los labios lo suficiente para que ambas lenguas se encuentren, jueguen y se queden sin respiración. En ese momento Agoney se aparta y coge aire.

-Besos cumplidos. – Le dice viendo los labios hinchados de Raoul como boquean por querer más. -¿La película?

Un trato es un trato y aunque Agoney no se lo había dicho con palabras que aceptaba, se lo demostró con los dos besos que le dio. Con el mando de distancia en la mano, Raoul baja un canal y la película del Rey León volvió a la pantalla. Viendo la sonrisa que pone Agoney ante la televisión, él no hace otra cosa que acurrucarse en su cuerpo y dejarse vencer por los dibujos, cayendo en los brazos de Morfeo más pronto que tarde.  

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