Capítulo 84

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Los amigos de Raoul no pararon de hablarle desde que se había ido a Canarias, preguntándole tanto por el grupo como de manera individual qué tal estaba y si seguía vivo. Así que cuando les mandó un WhatsApp para decirles que ya estaba de vuelta en Barcelona, se extrañaron un poco porque no les avisó antes.

Raoul: no he venido solo, chicos

Adrián: Cómo qué no has venido solo?

Marta: Qué quiere decir eso?

Alfred: Está claro no, chicos?

Alfred: Se vino con el chico canario

Adrián: Raoul Vázquez, tienes al chico canario en tu casa?

Adrián: estás loco?

Raoul: varias cosas

Raoul: 1: no estoy loco. 2: sí, el chico canario está en mi casa. 3: se llama Agoney y es mi novio.

Marta: 😱 😱 😱

Adrián: tú novio?

Yeray: me alegro un montón por ti, enano.

Raoul: gracias Yer

Alfred: todos nos alegramos Raoul

Marta: claro, claro

Adrián: pues yo no me alegro

Marta: Adrián, tío, no digas eso

Raoul: déjalo, Marta. Si no se alegra, que no lo haga, me da igual.

Raoul: en un rato me voy a ir con Agoney por ahí a dar una vuelta, si le queréis conocer, me lo decís.

Raoul: un beso chicos.

Raoul termina de hablar con sus amigos mientras camina por el jardín. Guarda el móvil en el bolsillo y va hasta donde está Agoney sentado con su teléfono en la mano.

-¿Qué haces, cielo? – Se inclina esperando que Agoney gire la cara y darle un beso en los labios.

-El otro día te saque estas fotos – se las enseña una a una -Y las estaba retocando para pasártelas por si las quieres publicar.

-Pero esas fotos son de cuando...

-Sí, de tú supuesto último día en la isla. – Sonríe al recordar todo lo que pasó a continuación.

-Voy a subir esas tres a la vez, pásamelas.

Agoney le pasa las tres fotos en las que Raoul sale de espaldas con unos pantalones cortos azul marino y una camisa azul cielo desabrochada y movida por el aire. Este las sube a un post de Instagram con el título de La Isla Bonita. Agoney es el primero en dar me gusta.

Esa misma tarde después de comer, Raoul baja al garaje seguido de Agoney y se queda sorprendido cuando ve a su novio coger dos cascos de moto y darle uno a él.

-Raoul, ¿tienes moto?

-Sí. – Duda en su respuesta por la cara de susto con la que le pregunta.

Agoney tiene miedo de subirse a una moto después del accidente que tuvo hace unos años con Bruno, pero sin decirle nada a Raoul coge el casco, sonríe disimuladamente y se lo coloca. Raoul por su parte se coloca el casco y pasando una pierna por la moto, se sube a ella y arranca. Enciende el motor y aunque es moto eléctrica que apenas mete ruido, Agoney se pone en tensión.

-¿Listo? – Pregunta Raoul con la cabeza girada mirando hacia atrás.

Agoney mueve la cabeza arriba y abajo con el casco puesto, y antes de que vuelva a decirle nada, pasa una pierna también por la moto y se sienta detrás de Raoul. En el momento que la moto comienza a moverse, Agoney se pega más al cuerpo de su novio y pasando las manos por delante de él, se agarra fuerte a su vientre. En un primer momento a Raoul no le molesta la intensidad con la que le coge, pero pasados unos minutos se intenta mover para que Agoney le suelte un poco y lo que consigue es justo lo contrario. Las manos de Agoney aprietan más y su cabeza está apoyada en la espalda de Raoul, tiene los ojos cerrados porque no quiere ver nada. Realmente lo está pasando mal.

Cuando llegan a Barcelona, Raoul estaciona la moto en uno de los aparcamientos, quita las llaves del contacto y se lleva las manos a las de Agoney para que le suelte. Cuando consigue que poco a poco vaya aflojando su agarre, se quita el casco, lo coloca en el manillar y gira la cabeza para mirarlo.

-Hemos llegado.

Agoney con el casco todavía puesto gira la cabeza para ver dónde están. Tarda unos segundos más para quitárselo, se baja de la moto y mira a Raoul.

-Agoney, dime que no tienes miedo a subir en moto. – Pregunta serio al ver la cara de asustado que tiene. Y no solo la cara, la tensión que tiene en el cuerpo.

-Un poco – responde dándole el casco a Raoul que sigue subido a la moto y lo coloca en medio de él. -Pero no ha estado tan mal, conduces bien. - Termina de decir pasando las manos por la cara para relajarla un poco.

-¿Por qué no me dices que tienes miedo? – Le interroga con palabras además de mirarlo fijamente. -Hubiéramos venido en coche.

-Bueno – tarda un poco en seguir hablando - digamos que me quise poner a prueba. – Se da media vuelta para no tener la mirada penetrante de Raoul encima.

-Joder, Agoney. – Responde cogiendo el casco que tiene entre sus piernas para poder bajarse de la moto. -¿No te das cuenta qué así no te pones a prueba? Sino que puedes cogerle más miedo todavía. ¿Estás bien?

-Lo siento, yo no... - Se gira para volver a mirarlo -Estoy bien - lleva una mano a su mejilla para acariciarle. -Fue hace unos años.

-Nunca más, ¿me oyes? - Dice poniéndose de puntillas y mirándole a los ojos directamente. Agoney asiente. -¿Qué pasó?

Agoney le besa en los labios y cogiendo su casco para colocárselo en el brazo y que Raoul haga lo propio con el suyo, comienza a caminar mientras le cuenta que hace un par de años tuvo un accidente en moto con Bruno.

-¿El chico del parque del Teide? – Le pregunta después de dejarlo hablar y haber escuchado su nombre varias veces.

-Sí.

-¿Por eso dejaste de liarte con él?

-Es uno de los motivos.

-Agoney. – Se para en seco para hablar.

-No me gusta cuando me llamas así. – Dice mirándole.

-Pues no te quejas mucho cuando lo hago en la cama. – Se ríe.

Agoney se lleva las manos a los ojos muerto de la vergüenza. De hecho, le encanta que le llame por su nombre, le pone un montón, pero todavía no se lo ha dicho.

»Si te pasa algo, quiero saberlo. ¿Me oyes? No quiero hacer nada que te pueda resultar incomodo a tí.

-Oído cocina. – Sonríe mirándolo.

-No te rías de mí.

-No lo hago.

-Más te vale.

-¿Y si no qué?

-No quieras saberlo, señorito. – Dice achinando los ojos, frunciendo la boca y le señalándolo con el índice.

Ambos se ríen y antes de que alguno de ellos vuelva hablar, lo hacen sus labios unidos. 

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