Raoul se pone de puntillas para llegar a la altura de los labios de Agoney para dejarse besar. Como bien le había dicho, es él quien le besa. Lo hace de manera delicada y queriendo que entienda cuánto le importa, que si le invito a venir a la isla con él no lo hizo por capricho.
Juntan sus labios y los entreabren al mismo tiempo. Esta vez las lenguas no participan, pero se cogen los labios para succionarlos, para besarlos. A Agoney le gusta mucho coger con sus labios el inferior de Raoul, es muy carnoso y le vuelve loco como en ese momento intenta atraparle el superior suyo. Tienen los ojos cerrados y Raoul poco a poco va bajando para volver a pisar el suelo correctamente, de tal manera que Agoney le sigue, bajando la cabeza pero sin separarse ni un milímetro. Las manos pasan a atrapar el cuerpo contrario y no querer soltarlo.
Raoul tiene las manos en la baja espalda pero sin pasar el "límite" y lo pega más contra él, Agoney por su parte tiene una mano en la nuca donde deja pequeñas caricias y la otra sigue en su mejilla suave, donde las tenía antes de comenzar a besarlo. Se separan para coger un poco de aire pero sin abrir los ojos vuelven a buscarse, a sentirse.
Agoney está feliz besándole, hacía mucho tiempo que no se sentía así, y no está enamorado, pero siente algo especial por él. La última vez que se sintió parecido fue por Bruno, antes de que le engañara con palabrería barata. No sabe si es por eso o porque él de verdad lo siente, pero separa los labios de los de Raoul con un último beso y abre los ojos para mirarle.
−Si te digo ahora que poco a poco – Le dice a la vez que sigue acariciándole la mejilla. −¿Estoy loco?
Raoul le mira con una sonrisa en la cara, se pone de puntillas y girándole la cabeza le deja un pequeño beso en la mejilla y vuelve a mirarle.
−No, porque entonces yo también estaría loco.
Y es que Raoul con cada beso tonto que le iba dando a lo largo del día, se sentía muy bien, estaría loco si no quisiera besarlo. Pero ahora es diferente porque tiene asumido que ese canario le importa un poco más que para un simple polvo.
−¿Estás mejor? – Le pregunta Agoney una vez que vuelven a ponerse a caminar.
−Estoy lleno de besos. – Contesta con una mirada con la que ambos acaban sonriendo.
Raoul se acerca un poquito más a Agoney.
»Estoy bien. Gracias – Le deja un beso en el brazo, justo en donde sus labios llegan.
Siguen caminando hasta que llegan a la zona donde quedaron con Miguel. Una vez allí es el momento en el que Agoney se pone serio cuando llama a Raoul.
−Si en algún momento. –Le pone el dedo índice en los labios para que guarde silencio y le deje hablar a él. −No estás cómodo nos vamos, ¿entendido?
−Perfectamente, mi capitán – Le hace el gesto llevando la mano a la cabeza.
−Raoul – Le llama la atención.
−Si Ago, pero no te preocupes seguro que estoy bien.
−Lo sé – Se agacha para dejarle un beso en los labios. −Pero a veces Miguel es
−¿Qué pasa conmigo idiota? – Iba a asustarle, pero le corta cuando escucha a Agoney pronunciar su nombre.
Agoney se gira y le empuja el hombro.
−Pues eso, que a veces eres muy intenso. – Mientras se lo dice le abraza.
−No hagas caso – Le dice a Raoul en los brazos de Agoney. −Aquí el único intenso – Se suelta del abrazo. −Es él.
Agoney se separa y le pone esa mirada de sabes que no es verdad.
−Soy Miguel – Le tiende la mano para presentarse. −¿Tú eres Raoul?
−El mismo, recién llegado de Barcelona – Contesta estrechándole la mano y sonriéndole.
−Mentira – Interrumpe Agoney. − Lleva aquí – Mira la hora del reloj −Más de ocho horas.
Tanto Raoul como Miguel le dedican una mirada y se ríen.
−¿Entramos?
−Claro, vamos. – Contesta Raoul esperando que Agoney pase delante de él. −Tengo mucha sed. ¿Qué se bebe aquí?
−Para la sed, mejor un vaso de agua – Le responde Miguel. −Pero aquí y en cualquier sitio.
Raoul no puede evitar reírse y sentarse en el banco a lado de Agoney para dejar a Miguel enfrente de ellos dos.
"Parece majo el chico" Piensa Raoul mientras posa una mano en el banco con la intención de que Agoney la vea y ponga la suya encima.
»Y para disfrutar de una tarde de buena compañía, puedes pedirte una cerveza. – Mira a Agoney. −Es lo que siempre tomamos él y yo.
−Pues esta vez me uno yo también.
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#RAGOINSTAGRAM
FanficTodo comenzó con una foto en Instagram. Ahora, dos chicos separados por miles de kilómetros empezaran una relación especial a través de la red social.