Capítulo 23

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Raoul sabe que le da vergüenza decir las cosas, por eso mismo decide salir de la aplicación y darle su tiempo y espacio para que si se atreve, le conteste. Si no, tampoco hace falta que lo haga, sabe que es un juego y que Agoney no tiene que ser igual de lanzado que él.

Aprovecha para encender su MacBook y buscar los vuelos que le lleven a Canarias.

Aun no es muy consciente de que va a viajar para conocer a un chico, por ello necesita hacerlo un poco más real y para eso, necesita tener los billetes en su poder.

Entra en Google Chrome y abre una nueva pestaña de incógnito para buscar el precio de los vuelos sin que se guarden las cookies y no suban de precio hasta que los compre, cada vez que los vaya a mirar. Una vez que está en Skyscanner se da cuenta que no puede seguir buscando, porque al poner en el apartado de destino Tenerife, le sale la opción de norte o sur y él no lo sabe.

Así que con esa idea en su mente coge el móvil para preguntarle a dónde tiene que volar. En ese momento ve que tiene tres mensajes sin leer en la pantalla de bloqueo, pero no sabe lo que pone en cada uno, por lo que pone la huella dactilar en el sensor, desbloquea el teléfono y entra en WhatsApp.

Sus ojos no dan crédito a lo que lee, pero su polla sí. Baja la mano que tiene libre y la mete por dentro del calzoncillo, la recoloca para que no le moleste y no sabe en qué momento cierra los ojos y se imagina la escena.

Apoyados sobre la puerta de su habitación, se están besando con más saliva y ganas que otra cosa. Es un beso desenfrenado en donde la lengua no juega ningún papel fundamental. Necesitan sentirse, tocarse, olerse... Quieren conocerse a fondo.

La boca de Agoney abandona la suya y se dirige al lado del cuello a la que el mismo da acceso moviendo la cabeza hacía la derecha.

Sus manos están jugando con el final de la camiseta de Agoney, mientras que las manos del canario bajan por su pecho al mismo tiempo que él también va bajando hasta arrodillarse frente a él.

Raoul lo mira, Agoney le devuelve la mirada y sin apartarla lleva las manos al botón de las bermudas de Raoul y se quedan quietas ahí.

-No tienes por qué hacerlo. – Le dice Raoul.

Agoney cierra los ojos, respira y los vuelve abrir.

-Quiero hacerlo. De verdad que quiero.

Raoul asiente con la cabeza.

-Quiero comerte la polla sin dejar de mirarte, así que no cierres los ojos y mírame.

-Joder Ago, no me digas eso. – Cierra los ojos. -Que no soy de piedra.

-Puedo notarlo. – Contesta Agoney antes de reírse.

Le desabrocha los botones haciendo que los pantalones desciendan solos por sus piernas. Mete los dedos por la goma del elástico de los calzoncillos y los baja quedándose frente a la erección que tiene. Se relame los labios antes de sacar la lengua y lame de abajo arriba sin quitarle la mirada. En el momento que la mete en su boca y poco a poco va descendiendo por el tronco con sus labios, Raoul se deshace en gemidos y tiene que apoyarse con las manos en la puerta para no caerse.

-Joder, dios, no me mires así.

Agoney le hace caso, cierra los ojos y sigue chupando durante unos segundos más. Vuelve abrirlos cuando siente una mano en su frente.

-Para, que me voy a correr.

Agoney no para de chupar.

-No me aguanto, me voy a ir.

Sigue chupando hasta que siente como se contrae, en ese momento saca la polla de la boca y hace que se corra en su mano.

En ese momento Raoul abre los ojos y se da cuenta de lo que ha pasado cuando quiere mover la mano que tiene dentro de sus calzoncillos y la siente pringosa.

"Joder. Me he corrido sin tocarme" Se dice mentalmente.

Saca la mano y se dirige al baño para lavarse. Tiene que hablar ciertos asuntos con una persona. 

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