Sinopsis:
Tras un evento traumático para su familia, Iris es obligada a vivir en cautiverio, desde los 5 años, con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado, cuando viaja a otro mundo, uno lleno de magia y seres místicos, muy...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Iris observa un poco más, y aunque es de noche, nota que están en la cima de la montaña debido a los picos cercanos. Es un lugar incómodo por el escaso espacio. Algunos hombres usan magia de fuego como antes y otros esferas luminosas, probablemente para mantener el calor y cierta visibilidad. Algo impide que los rayos y la lluvia les alcancen, observa en lo más alto a alguien con los brazos extendidos hacia el cielo y deduce que es su obra. Ella está acostada sobre una de las bolsas de dormir, en la parte más plana del sitio, reúne fuerzas para sentarse y al que ella considera doctor, pues la había atendido varias veces, se acerca.
—Deberías permanecer acostada... ¿Cómo te sientes?
—Mis brazos y torso duelen, pero puedo moverme. Dr. Zircon, ¿qué... pasó con... el hombre que...?
—Si te refieres al que atrapaste —interrumpe—, fue alcanzado por un rayo, el impacto no fue tan grave, pero no podrá volar por un tiempo...
—He oído que el golpe de un rayo no es tan visible físicamente, sino que afecta de forma interna.
—Mi magia permite ver el interior del cuerpo y tengo conocimientos en medicina de campo —se detiene un momento, pues se percata que está hablando de más y aclara su garganta—, lo mantendré en observación, pero no ha mostrado signos alarmantes más allá de lo que te dije. Ahora preocúpate por recobrar fuerzas...
La joven suspira expresando alivio, la tensión abandona su cuerpo. Zircon siente un impulso y la llama.
—Escucha... probablemente seré el único que lo diga... de verdad muchas gracias por salvarlo —expresa, inclinando la cabeza en señal de gratitud.
—Por favor, levante su cabeza, al que debe agradecer es al...
—Salvaste a mi hermano... —interrumpió mirándola a los ojos—, la caída desde esa altura le hubiera causado mucho más daño, incluso pudo morir; tenemos mayor resistencia, pero no somos inmortales —explicó—. Te lesionaste para que no cayera, pero lo único que puedo hacer es agradecer... —indica sintiendo impotencia.
—Es el señor Sappheiros quien impidió que cayéramos, yo solo hubiera podido sostenerlo poco tiempo más... —dice avergonzada.
La mirada de la joven constantemente se desvía a su derecha, el hombre nota que está mirando a su señor con preocupación.
—Eres más fuerte de lo que crees. Ya lo has notado ¿cierto?. Todos hemos sido compañeros desde hace muchos años... estuvimos en tu casa también, ese día fatídico, fue nuestra... Soportar este viaje con nosotros debería ser imposible y aún te preocupas por nuestro bienestar... —sus palabras expresan culpa.
—Yo sé... lo que es perder a un ser amado, simplemente no soporto la idea de que alguien muera así, si puedo evitarlo, no dudaré.