Sinopsis:
Tras un evento traumático para su familia, Iris es obligada a vivir en cautiverio, desde los 5 años, con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado, cuando viaja a otro mundo, uno lleno de magia y seres místicos, muy...
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Después del mediodía, André recoge a los tres jóvenes. Estaban bastante platicadores y lo incluyeron como si fuera lo más natural. También se enteró de lo que decían de la familia y de cómo Ángel los calló. Sabía que el muchacho provenía de un seno familiar de alto estatus y seguro había recibido comentarios así antes; y que a pesar de haber sido despojado de todo derecho y poder, forjó una humildad y bondad sin par. André no puede evitar sentir admiración, por la fortaleza que demuestra a pesar de su juventud.
Al llegar a la mansión, Dean se separa de ellos para ir a ver a su mamá, Iris comenta que se adelantará, pues desea ir al sanitario y André aprovecha la oportunidad para llamar al de los ojos violeta.
—Te agradezco, Angel.
—¿Eh? —expresa sorprendido
—Hoy levantaste la voz por nuestra familia y cuidaste de Iris, eso incluye todo lo de Lapide. Lo cierto es que no puedo terminar de agradecerte, por haberla traído de vuelta, sana y salva.
—No me agradezca, no podía quedarme callado. Por lo que veo, hay ese tipo de gente en todos lados. Sobre lo de Lapide, es un compromiso que tenía con ella, di mi palabra y eso es lo más valioso que tengo. Además, ella es importante para mí, no voy a dejar que la lastimen.
—Eres admirable, es bueno que hayas crecido lejos de tu padre. Sin duda eres como Iris te describe y si tu hermano era como dicen, entonces, también fue mejor que estuviera separado de ese hombre, que hizo daño a tantas familias. Me doy cuenta de que si alguno de ustedes hubiera faltado en la ecuación, nada de esto sería posible.
—O ni siquiera hubiera pasado...
—Pero... ¿y si este es el resultado de la ecuación que pudo encontrar Jade?
—Este no es el final... puedo sentirlo y sé que Iris también. No me rendiré.
La mirada de André se torna complicada ante las palabras del muchacho.
—Debemos entrar —dice el hombre, bajando la mirada y dejando al joven atrás.
Angel suspira al verlo tan desanimado y eso lo hace mirar hacia el cielo.
—Iros... préstame tu fuerza —suplica, para luego resoplar con la nariz y negar con la cabeza, como si se preguntara qué está haciendo.
Para el siguiente fin de semana, ya habían creado una rutina entre las clases y las actividades en casa.
Dean fue invitado a una fiesta en la noche del sábado, organizado por un pequeño grupo de compañeros de clase, quienes le pidieron que llevara a Iris y a Ángel; por lo que sucedió el primer dia, mantuvieron la distancia de todos y era probable que si ellos se lo pedían, se negarían, pero si él los invitaba, quizá aceptarían. Para su fortuna, así fue, claro después de haber pedido permiso.
Por su parte, André no tenía muchos ánimos esos días, pero de lo que sí estaba seguro, era de no prohibirles algo que él mismo estimuló, además, como confiaba en que los dos muchachos cuidarán de Iris, eso le daba un poco de tranquilidad. Para él, tenían que continuar viviendo y adaptarse a su nueva vida.