Sinopsis:
Tras un evento traumático para su familia, Iris es obligada a vivir en cautiverio, desde los 5 años, con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado, cuando viaja a otro mundo, uno lleno de magia y seres místicos, muy...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya es domingo, Iris se levanta muy temprano y se dirige hacia la habitación de su tío; él ya se encontraba de salida así que al doblar la esquina, se topan de frente.
—Oye, cuidado señorita... Buenos días.
—Ja, ja, ja, buen día, perdóname, tío —dice mientras se soba la nariz.
—¿Estás bien?
—Si, descuida, no fue un golpe tan fuerte, ¿y tú?
—No creo que un choque así me haga mucho daño —dice tocando levemente la frente de ella—. ¿Necesitabas algo?
—Oh, si, Dean dijo que había una feria en la ciudad y quería saber si podíamos ir todos como familia.
—Lo lamento, no puedo dejar solo a Takuya, pero puedes ir con los demás, que se diviertan.
—¡No, tienes que ir tú! —exige, perdiendo un poco la calma—. Uh... Quiero decir, Dean dijo que no le gustan esos lugares y Salma ofreció quedarse aquí para cuidar a papá. Por favor, vamos —suplica.
—¿Ah sí? —cuestiona con sospecha, al tiempo que niega con la cabeza, entendiendo las intenciones de Iris—. Pero... será mejor que vayas con tus amigos, te hará bien convivir más con ellos, que conmigo.
—¿En serio vas a negarme esto, tío?, también quiero pasar tiempo contigo —dice con frustración.
Sin tener herramientas ante la mirada suplicante, suspira.
—Tú ganas...
—¡Si! ¡Gracias, tío! —grita con emoción y lo jala de la ropa para darle un beso en la mejilla—. Desayunaremos allí también. La tía y Ángel irán con nosotros —anuncia, mientras retrocede para irse.
—Estaré listo —asegura y cuando deja de verla, suspira de nuevo—. Takuya... se que no me perdonarías, pero no puedo hacerla sufrir más.
Del nervio que sentía, Iris se detuvo detrás de un pilar cercano, para respirar, pues sentía que se estaba ahogando; sin imaginar que escucharía las palabras de André, las cuales la hacen sentir muy triste. Espera hasta que él ya no está cerca y se va corriendo al jardín, donde Ángel dijo que la esperaría. Él la recibe extrañado, no comprende porque llega con prisa y la nota muy alterada.
—¿Irá?
—Si... —responde mientras intenta recuperar el aliento.
—No suenas convencida.
Ella le cuenta lo ocurrido y Ángel comprende el porqué del estado de su amiga.
—Iris... ¿Qué te dice tu corazón?
—¿Eh? Ah...
—Tal vez estamos haciendo esto más por tu tío, que por tu papá. Él te necesita, tanto como tú a él.