Sinopsis:
Tras un evento traumático para su familia, Iris es obligada a vivir en cautiverio, desde los 5 años, con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado, cuando viaja a otro mundo, uno lleno de magia y seres místicos, muy...
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Cuando Ángel logra calmarse, pasea sin rumbo por la casa y al encontrarse a Iris en el jardín, se acerca para hablar. Le confiesa que se alteró antes, por escuchar todo lo que su padre provocó.
—Envidio un poco tu fortaleza, Iris.
—Pero si solo he llorado como magdalena.
—Je, no me refiero a eso. Sino que tú has logrado perdonar a tu padre y a todos los que te hicieron daño, no les guardas rencor. Quisiera poder hacer eso.
—Es solo que no quiero quedarme en el pasado, me mantuvieron ahí por muchos años. Tal vez ocurrió todo esto por las decisiones que otros tomaron y me duele, pero ya no podemos cambiarlo, ¿por qué aferrarme? Por fin mi papá quiere avanzar y estamos en la misma sintonía, ya perdí la oportunidad una vez, no quiero volver a hacerlo.
—Ese es tu poder, y no hablo del que controla sentimientos, sino del que contagia el ver más allá de solo el odio, la ira y toda esa negatividad. Quizá si no te hubiera conocido, me habría hundido en la misma oscuridad de mi padre en algún punto. Pero aun no puedo perdonarlo.
—Encontraremos juntos una forma de que tu corazón perdone.
—¿No podrías usar tu poder?
—Creo que eso debe suceder naturalmente.
—Nunca intentaste interferir...
—¿Crees que obligando a otros a hacer lo que pienso o a omitir sus sentimientos, lograré algo bueno?, no soy perfecta, aprendí mucho de la gente de Lapide, lo que yo sentí, es que ellos no necesitaban que los cambie, solo sacar sus verdaderos seres. Quería quitar ese bloqueo. Los sentimientos negativos son parte de nosotros, tanto como los positivos, no podemos simplemente ignorarlos, porque pueden salirse de control, como le pasó a tu padre. Creo que es bueno que lo hables, eso te ayudará a entenderte y buscar otra respuesta, solo tú puedes decidir lo que quieres.
—Lo que quiero...
Ángel se queda pensativo y extiende su mano hacia Iris, la cual ella toma sin dudar y él se queda viendo sus manos unidas, jugando con ellas como si intentara distraer su mente de los pensamientos intrusivos. Iris solo se queda ahí en silencio, para que él pueda sentir su presencia, que está para apoyar y no para obligar. Antes, hizo lo mismo por ella, permanecer a su lado en silencio y ahora era su turno de soltar todo. Él demora varios minutos sin decir nada, luego comienza a murmurar cosas, hasta que las palabras comienzan a fluir, cargadas de diversos sentimientos, tonos y potencia. Años y años retenidos en su interior, para soltarlo todo en ese momento. Era vergonzoso y al mismo tiempo, necesitaba liberarse. Si le pidieran detenerse ahora, no podría. Esta vez pasaron algunas horas sentados bajo la sombra del árbol, ella miraba hacia las hojas, pero no dejaba de escuchar y mantenerse presente; en ocasiones, él apretaba sus manos como si le rogara por ayuda.
Cuando se cansó, respiró muy profundo y al liberar el aire, se dio cuenta de que ya no sentía todo eso que le dolía, solo había silencio en su cabeza y su corazón le recordaba su existencia, pero no era molesto, lo tomaba como un ritmo que estaba devolviéndole la tranquilidad.