XXXVIII - Entre hermanos Parte II

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Pese a no recobrar la memoria, durante su plática en privado, el aura de Ángel sí cambia, mientras escucha a Sappheiros

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Pese a no recobrar la memoria, durante su plática en privado, el aura de Ángel sí cambia, mientras escucha a Sappheiros. Por un lado, siente que es un extraño loco, que solo intenta engañar a todos y por otro, una sensación en lo profundo, le grita que escuche lo que tiene que decir. Su mente se vuelve una tormenta de pensamientos.

No se que esperan de mí, escucharlo me causa mucho malestar; por momentos me contengo para no golpearlo. Si lo que dice es cierto, ha causado más daño que bien, en especial a Iris. Solo porque ella me lo pidió, no le he hecho nada, pero no comprendo por qué lo tolera, si mató a su madre; aunque fuera una orden, ¿de verdad no tuvo opciones? y los mensajes de Amber, sobre Titanita y mi tío, hasta Rufo; todos quieren que acepte así de fácil, que tengo un hermano que no conozco, o según ellos no recuerdo. No es que no crea que mi padre sea capaz de hacer algo así, después de alejarme de mi madre y lo que he vivido siendo un guerrero, creo que puede hacer las peores cosas. Pero lo que menos encaja, son mis memorias... ¿Tengo un hechizo?, no lo entiendo.

Los demás decidieron apoyar la conversación, para amenizar las cosas y se trasladaron de regreso, con el resto del grupo, para que Larimar pueda descansar mejor. Ángel se percata de cómo tratan a Iris y cómo hablan entre ellos, no hay nada antinatural, si lo miras desde una perspectiva en donde no conoces a nadie, ni su historia; solo se ven y escuchan individuos entablando una conversación común. Nadie imaginaría que el grupo planeó la aniquilación de una familia en el pasado y logró herirla a un nivel impensable; y que la niña de esa familia pueda convivir con ellos de la forma en que lo hace, como si fueran amigos. Por donde se quiera ver, es sospechoso.

El grupo se va integrando con el tiempo que decidieron darse, hasta el anochecer, lo que permite al joven sentirse extrañamente tranquilo, pues el ambiente ya no es hostil, ni tenso y hasta nota varias sonrisas. Observa a Larimar recostado a un lado, incluyéndose en la conversación, con algunas bromas esporádicas, que hacen que su hermano se moleste con él. Para Ángel, ese intercambio entre hermanos, tienta a sacarle la risa y siente como si ya lo hubiera vivido y no con Rufo u otro amigo que considere cercano. Es curioso que detalles así, que muchas veces pasan desapercibidos, le ocasionen esas sensaciones familiares y se pregunta, si es solo el anhelo por tener algo así.

Aunque le han dicho cosas del pasado, nota especial cuidado en las palabras, quizá quieren que lo recuerde por sí mismo, pero aún no puede. Es posible que solo se esté dejando llevar, por la necesidad de una familia, de pensar que en algún punto hubo momentos así, sin preocupaciones, sin odio. Sus pensamientos lo llevan a mirar a Sappheiros, quien ahora tiene un semblante mucho más relajado, parecía haber liberado un gran peso, pero aún guarda mucho misterio para el joven.

Las dudas se incrementan y mira hacia abajo, se siente en un sueño y hasta duda si las manos que ve son suyas; si todo lo que escuchó, es lo que realmente vivió cuando era pequeño.

Sus recuerdos no incluyen a un hermano mayor y a excepción de su madre, siempre estuvo solo. El que se dice su padre, no tenía interés en él como hijo, pero le exigía lo mejor. Pasaba sus días entrenando y sus compañeros eran estrictos con él, nadie le apoyaba cuando lo necesitaba, ni hablaban fuera del entrenamiento. Tuvo que ser autosuficiente desde temprana edad y su madre era lo único que lo mantenía de pie; también cuando fue separado de ella, la fuerza que sacaba día a día, era solo para recuperarla y hasta ahora lo sigue siendo, solo cambió un poco, cuando conoció a Iris.

Angeline #PGP2025Donde viven las historias. Descúbrelo ahora