LXVI - Fe incansable

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Tiempo antes, en la habitación de Takuya

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Tiempo antes, en la habitación de Takuya. André deja de escuchar a Salma y no se percata cuando la puerta se cierra tras él. Su mente ya estaba de nuevo fijada en Iris, se acerca y se hinca, luego toma con cuidado la mano de su sobrina, dejando que su calidez termine de convencerlo de su presencia y que no volverá a desaparecer.

—Ustedes son mi fuerza y quiero ser la suya —susurra.

Y como si ella respondiera a sus palabras, sujeta con ambas manos la de su tío, se acomoda de lado y la pega a su frente. Él se sorprende por unos segundos pensando que había despertado, pero sus ojos no se abren y ella presiona su mano como lo hacía cuando era pequeña, provocando una sonrisa enternecida. Sin notarlo, ese gesto liberó gran parte de la tensión que sentía e inevitablemente después de un rato, se quedó dormido sobre la orilla de la cama.

Más tarde, Iris abre los ojos lentamente, lo primero que ve es que está sosteniendo una mano que no es suya, pero la reconoce al instante, por la forma elegante y cuidada de las uñas, pero al mismo tiempo la textura un poco áspera de la palma, producto de su trabajo, sin mencionar el reloj fino con un grabado especial que adornaba la muñeca, regalo de cumpleaños que su padre le dió a su hermano. De pronto, la imágen de su padre postrado en cama aparece en su mente y se asusta al entender que lo que vió en esa habitación no fue su imaginación, ni un sueño. Sin darse cuenta, presionó la mano de su tío, provocando que éste se despierte y al notar que su sobrina sollozaba, se limitó a reforzar el agarre, al mismo tiempo, colocó su otro brazo sobre la espalda de ella y comenzó a darle palmadas suaves y con ritmo lento, intentando apaciguar un poco el dolor.

—¿Fue real...? —inquiere Iris con la voz temblorosa.

—S-si... —respondió el tío sintiendo un nudo en la garganta.

—¿Desde... cuando?

—La misma noche en que desapareciste...

—Fue mi culpa...

—¡No! Estás cosas pasan... por muchas razones.

—Pero él estaba bien...

—En todo caso, fue mi culpa por no hacer mejor las cosas, la presión fue demasiada para él, debí darme cuenta de que algo así podía pasar.

—Tú... te culpas... por lo que me pasó y... a papá, ¿cierto?

—Cada día...

Iris se sienta, quedando frente a su tío y lo abraza con fuerza.

—No es tu culpa, ninguna de las dos cosas... al menos eso lo puedo asegurar.

—No hay forma de que no lo sea. Debería ser más fuerte, tú me necesitas más que nunca.

—¡Ey! —dice mientras sostiene su rostro y lo obliga a mirarla. Se limpia las lágrimas y respira profundo—. Por favor, claro que te necesito, pero no a costa de tu propio bienestar, vas a colapsar a este paso y no puedo perderte a ti también —resuelve—. También es tu hermano y se lo mucho que lo amas. Esto no será sencillo, pero si cooperamos, se que lograremos cambiar esta situación —dice al tiempo que pone su mano al frente.

Angeline #PGP2025Donde viven las historias. Descúbrelo ahora