-VEINTICINCO-

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Eran pasado de las diez y media cuando WangJi tocó el timbre del departamento de su hermano, un par de segundos después Xichen le abrió la puerta y se sorprendió al verlo.

-WangJi, ¿Por qué no me avisaste que venian? -dijo después de saludar a sus sobrinos, revolviendo sus cabellos.

-Sorpresa. -respondió el jade menor, con algo de gracia oculta.

Xichen bufó y cerró la puerta.

-¿Desayunaste? -le preguntó WangJi.

-No, pensaba hacerlo ahora. -respondió Xichen, prendió la televisión para sus sobrinos y fue a la cocina junto a su hermano.

-¿Puedo hacer panqueques?

El Lan mayor sonrió con ternura ante el serio rostro de su hermano y asintió. WangJi sacó los ingredientes de las bolsas que traía y comenzó a cocinar rápidamente, preparó café y Xichen se encargó de ordenar la mesa para comer. En veinte minutos ya tenían todo listo, tostadas incluidas. Se notaba que cocinaba a diario.

-Señor Lan, su casa es muy bonita. -le dijo A-Yuan.

-Me alegra que te guste, Sizhui. Yo pienso que le falta un poco de color.

-¡Xian Gege puede pintarla! Pinta muy bonito. -comentó JingYi orgulloso.

-¡Es verdad! Si quiere, podemos decirle que venga a pintar por usted. -agregó Sizhui.

Xichen soltó una pequeña risa y bebió un sorbo de su café. -Claro, sería aún más genial si ustedes le ayudan a pintar.

Los pequeños asintieron emocionados, mientras WangJi los escuchaba en silencio, divertido. Luego del desayuno, Xichen dejó que sus sobrinos curosearan por los álbumes de fotos que tenía y acompañó a su hermano nuevamente a la cocina. Lo observó por un rato.

-Estás algo tenso, ¿Paso algo?

WangJi lo dudó un momento, pero al final asintió.

-¿Quieres contarme?

-Mn.

-Bien, te escucho.

-Jin Zixuan le está causando problemas a la familia de Wei Ying, ayer fue a su casa, hizo llorar a A-Ling. -comentó.

-¿Cómo está el niño? -preguntó después de un rato.

-Estuvo más tranquilo con Wei Ying y nosotros, no sé después.

Xichen suspiró lentamente, vaciando su mente de todos los recuerdos que comenzaban a atormentarlo. Miró a su hermano nuevamente, que estaba frente a él y lo abrazo un rato. WangJi se dejó abrazar, igual que cuando era pequeño.

La historia no se repetiría, no si podía evitarlo.

-No sé muy bien en qué podemos ayudar, pero hazme saber cualquier cosa, ¿Bien? -le dijo a WangJi después de romper el abrazo.

Un par de minutos después agregó. -No debes preocuparte tanto, tu cuñada tiene a los dos mejores abogados de todo el lugar, además, dudo que Jiang Cheng y Wei Wuxian se queden de brazos cruzados. Van a estar bien, te lo aseguro.

WangJi lo miró un momento y asintió con determinación, como si fuese lo único que necesitaba escuchar. Se quedó más tranquilo y volvió a lo que estaba haciendo.

Mientras más miraba a su hermano, más cambios encontraba en él. Antes, cuando el segundo jade era adolescente, era muy díficil que sonriera, bufara, rodara los ojos o no se vea cansado. Llegó a pensar que nunca lo vería así, y realmente le gusta como se ve ahora, lo hace sentir feliz cada vez que lo ve escondiendo una sonrisa, bufando, luciendo tan despreocupado como solo él podía verse, sin dejar su presencia imponente. Su hermano ha recorrido un arduo camino solo, y eso se notaba cada vez que lo miraba.

Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora