-TRECE-

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Jiang Cheng sabía que su día en la empresa sería ajetreado cuando su asistente le mandó un mensaje diciendo "Jefe, debe venir a cerrar el trato". En ese momento, estaba tan cómodo en su cama que le dieron ganas de mandar al asistente a firmar el trato.

Joder, no debió beber anoche.

Con pesadez se levantó y se arregló, la casa estaba demasiado silenciosa sin su hermano; cuando ya estaba listo, le habló a su hermana que venía llegando del colegio.

—Jie, deberías ir hoy a la empresa y llevar los diseños que has hecho estos últimos días, así aprovechas de ver lo que han hecho el resto de diseñadores.

—Pensaba ir hoy, A-Cheng.

YanLi trabaja desde casa, pero es la diseñadora más importante de la empresa. De hecho, la razón por la que debe firmar el contrato con esta nueva empresa es para expandir territorio y dar a conocer los diseños de su hermana en otras ciudades.

Ambos llegaron a Lotus, como nombraron su empresa, y fueron recibidos por el secretario de Jiang Cheng.

—Jefe, señora Jiang, un gusto verlos.

—Alexander, preparame un café, que sea bien cargado.

—Si señor.

Maldita resaca, pensó Jiang Cheng. Miró a Yanli y besó su frente.

—Jie, te veo más tarde. Si no tomo un café bien cargado ahora mismo, no seré capaz de ver al otro CEO y le romperé las piernas por hincharme las pelotas justo hoy.

YanLi lo miró algo feo por su vocabulario, así que Jiang Cheng sonrió nervioso y arrancó lo más rápido que pudo.

Al llegar a su oficina vio un par de papeles que aún no había firmado, así que comenzó a leer y firmar. Alexander llegó con su café cinco minutos después de haberlo pedido.

—Gracias, avísame cuando llegué el otro CEO para cerrar el trato.

—Si señor.

—A todo esto, ¿cuándo aviso que venía?

—Ayer a las ocho de la tarde.

—Hijo de su... —Jiang Cheng suspiró.— Bien, puedes irte.

—Claro... Jefe...

—¿Qué?

—¿Le traigo pastillas para la resaca?

—Eso no se pregunta.

Alexander sonrió sin mostrar los dientes y partió a buscar las dichosas pastillas. Cuando ya iba de regreso, se encontró con un hombre bastante guapo en la recepción. Se acercó a preguntar.

—Disculpe, ¿a quién busca?

—Hola, busco al CEO Jiang, vengo a cerrar el trato.

—Oh, soy su asistente, acompáñame por aquí. Mi jefe vendrá enseguida.

Dejó al hombre en la sala de reuniones y tocó la puerta del jefe. Le entregó las pastillas y un vaso con agua, esperó a que las tragara y habló.

—Jefe, ya llegó, lo dejé en la sala de reuniones.

Jiang Cheng masajeó el puente de su nariz y suspiró.

—Tengo unas ganas de romper piernas hoy... En fin, terminemos luego.

Con resaca y todo, Jiang Cheng entró como todo un líder a la sala de reuniones, imponente, respetable. Nadie podía decir que apenas aguantaba su cabeza. Y parece que le habían pegado con un martillo cuando vio al otro ceo.

Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora