-VEINTIOCHO-

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El miércoles por la tarde durante esa misma semana, Xichen desocupó su agenda y habló con WangJi para visitarlo en su casa. Llevaba algunos libros de cuentos para sus sobrinos, snacks y algo de ropa. Cuando llegó –a eso de las siete–, WangJi lo recibió con una coleta alta, sin el traje que usaba en la universidad. En cambio, vestía casual. Su mirada cayó en un pequeño collar en el cuello de su hermano, muy discreto.

—Te queda bien el collar, A-Ji. —le dijo mientras dejaba las bolsas que traía en el suelo.

Las puntas de las orejas del menor se colorearon de rojo y una pequeña sonrisa se deslizo en sus labios cuando dijo: —Wei Ying me lo regaló.

El dije en forma de conejo negro es especial, su complemento –un pequeño conejo blanco–, cuelga en el cuello del pintor. Wei Ying los dejó un momento cuando estaban hablando sobre el mural el lunes, y luego apareció con los collares, diciendo que era más original que usar la inicial del nombre del otro. El Lan se conmovió aún más al saber que fue el propio Wuxian quien creó y pintó los dijes.

El conejo negro representa a Wei Ying, hasta tiene la misma cinta roja que tanto le gusta al de ojos grises. El conejo blanco representa a WangJi, y Wuxian dibujo la cinta celeste que vio en Lan Zhan en el álbum de fotos, por lo que lo hace lucir adorable y muy lindo al mismo tiempo.

Los dijes tienen un pequeño imán, y cuando los ponen cerca se juntan en un cálido abrazo.

Xichen sonrió con gracia, y acompañó a su hermano hasta la sala, donde sus sobrinos lo esperaban.

—¡Señor Lan! —le saludaron.

—A-Yi, A-Zhui, ¿Cómo están?

JingYi hizo un pequeño puchero y respondió: —Mal... tenemos tarea.

Sizhui y WangJi escondieron una pequeña sonrisa frente al dramatismo del pequeño, que se he vuelto más y más extrovertido desde que conoció a Wuxian. De hecho, ese tono lastimero y el pequeño puchero en los labios lo aprendió de él.

—¿Quizás les puedo ayudar? ¿Sobre qué es su tarea?

Sizhui respondió: —Es de Historia y Ciencias sociales, tenemos que completar el cuadrito.

—A-Ji me dijo que les va bien en historia.

JingYi volvió a formar un puchero con los labios y dijo: —Que nos vaya bien no significa que nos guste.

—Ya veo... Les ayudaré con su tarea, ¿Les parece bien? —les preguntó Xichen.

Recibió dos sonrisas brillantes como afirmación. Caminó hasta la mesa de centro y se sentó entre ellos, para poder tratar con ambos al mismo tiempo. WangJi negó suavemente con la cabeza, tomo las bolsas y se dirigió a la cocina para comenzar a preparar la cena.

Xichen les explicaba con paciencia y tranquilidad a sus sobrinos las diferencias entre campo y ciudad, mostrándoles fotos en su celular de vez en cuando. Para poder jugar, ambos niños sabían que la tarea debía ser hecha, por lo que trabajaron diligentemente hasta que el último de los espacios del cuadro estuvo completo. Después de guardar sus materiales, los mellizos llevaron al mayor hasta el sofá y se sentaron junto a él.

Sizhui fue el primero en hablar. —Señor Lan, conocimos a los amigos de Xian Gege.

Xichen le revolvió el cabello. —¿De verdad? ¿Y cómo son?

—¡Xue DaGe y Nie DaGe son muy divertidos! —respondió el de ojos grises.

JingYi agregó: —Gege también dijo que Xue DaGe está un poco loco. En realidad si está un poco loco, le gusta pinchar hormigas.

Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora