-UNO-

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La última vez que Lan Zhan, mejor conocido como el distante, frío y reservado Lan WangJi habló con su tío, las cosas no resultaron muy bien, la mentalidad cerrada de Lan Qiren solía exasperarle en su juventud, seguía haciéndolo ahora de grande. Y es que no era demasiado difícil comprender que el divorcio era un punto de no retorno en una relación.

Mian Mian no volvería, y eso estaba bien, porque él tampoco quería que volviera.

Cuando su tío se enteró que estaba divorciado casi murió de un ataque cardiaco, y con la estrecha mente que tenía, le reprochó cada equivocación que tuvo como padre, como esposo y como persona. Esa fue la última vez que hablaron, desde eso ya van a ser 6 años. Con su hermano pasó algo similar.

Actualmente, los ahorros que tenía estaban llegando a su fin, y trabajar por internet no le daba lo suficiente como para mantenerse junto a sus niños. Sin nada más que poder hacer, y negándose totalmente a acudir a su familia, Lan WangJi retomó sus labores como docente universitario.

Y es que en algún momento de su juventud, supo que se divorciaría tarde o temprano, así que comenzó a ahorrar mientras trabajaba de sol a sol. Sus ahorros le habían durado cuatro años complementando sus ingresos generados a partir de tutorías en linea.

A su pesar, tendría que contratar una niñera para que se haga cargo mientras él no esté, porque aunque Sizhui era un niño muy maduro a su corta edad, aún era muy pequeño para quedarse solo con su hermano en casa.

Definitivamente no.

Así que a sus 26 años volvió a ser el profesor de arte distante, exigente e inalcanzable que solía ser en su juventud. Y la primera niñera llegó, según ella, totalmente certificada por vaya uno a saber quién. Cuando los mellizos la vieron, inmediatamente arrugaron sus pequeños rostros. No les gustaba la niñera. La mujer de unos 40 años era algo pesada de genio, tosca y aburrida. Cocinaba un montón de verduras y se la pasaba todo el día reclamando de la vecina fiestera. Con suerte preguntó sus nombres y los mando a jugar a su cuarto, pues era fin de semana y no había clase en la escuela, aunque sí en la universidad. Aguantaron una semana con ella y no pudieron más.

WangJi tuvo que buscar a otra niñera para la siguiente semana.

Sizhui era la mente maestra, JingYi el que ponía el plan en acción y la niñera de la semana la que sufría las consecuencias. Así funcionaba la cosa, por suerte, todo aquel que entraba en la casa babeaba por el adulto, así que nunca pedían indemnizaciones ni nada por el estilo. La suerte de ser bello...

Una vuelta, WangJi contrató un niñero, un chico de unos 20 años que babeaba por el adulto de la casa. Fue obviamente ignorado, pero los niños se sintieron fuertemente afectados con su presencia, es decir, cualquier niño que escuche a otra persona hablar por teléfono sobre tu padre queda medio afectado. Así que ese tipo duró menos de una semana y WangJi se prometió nunca más contratar a alguien como ese sujeto.

Actualmente, luego de dos meses de varias niñeras, llegó Wen Qing. Hasta ahora, esta mujer de la edad de su padre era su favorita. Wen Qing estudió medicina, pero debido al estrés laboral decidió tomarse un respiro de los hospitales y trabajar en otra cosa. A ambos niños les gustaba porque siempre tenía algo interesante que contarles, como la vez que sacó la bala del brazo de alguien, la primera vez que atendió a alguien con las costillas rotas, la primera vez hizo reanimación, etc. Además, como Wen Qing tenía un hermano menor al que consentía mucho, sabía como ganaste a los niños a pesar de su fachada fría.

Lan WangJi por fin tuvo algunas semanas de paz mental, le agradaba escuchar a sus hijos contarle todo lo que pasaba en el día, desde el desayuno hasta la hora en que llegaba. Sobretodo, le gustaba que después de hablar por mucho rato, los niños se quedaran dormidos a su lado, con esos rostros lindos y serenos que ambos tenían. Era su pequeño momento de relajo.

Un día, los mellizos le pidieron a Wen Qing ir a un parque cercano a su casa, al principio, no quería ir debido a su flojera, pero luego de una marcada derrota, tomó su botiquín de emergencias, lo guardó en su mochila y los tres partieron al parque. Cuando llegaron, ambos niños partieron a jugar y conversar entre ellos, habían cosas que obviamente no hablaban con cualquiera. El primero en romper el silencio fue Sizhui, era su deber como hermano mayor preocuparse por su mellizo.

—A-Yi, has estado decaído estos días, ¿pasa algo?

—A-Yuan, ¿crees que mamá se acuerde de nosotros? La última vez que pregunté papá me dijo que debe estar ocupada, ¿Qué dices?

—No lo sé, A-Yi. No juzgo a mamá porque papá dice que es malo, pero nos tienes a ambos... ¿sabes? A veces me gustaría que papá encontrara a alguien para estar con él... Que tenga una gran sonrisa...

—Y que sea divertido, para que haga bromas con nosotros.

JingYi soltó una pequeña risa acompañado de Sizhui. Había sólo una cosa que nunca le han dicho a su padre, y es eso, que quieren que consiga una pareja que lo quiera y haga bromas con ellos. Ese es su pequeño deseo frustrado. Iban a seguir conversando en los columpios cuando de repente oyeron unas risas muy fuertes provenientes del otro lado del parque. Ambos fijaron la mirada y se asombraron al ver a un hombre joven, con el cabello largo y negro atado en una coleta alta, delgado y de rostro bello corriendo con un niño pequeño mientras se reía. Luego, el niño sacaba un perro pequeño de peluche y ahora era el adulto el que arrancaba. Ambos niños no pudieron aguantar una pequeña risa y sus ojitos brillaron.

Era él.

La persona que estaban buscando tenía que ser como él.

Definitivamente debía ser él...





Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora