-VEINTE-

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A pesar de ser joven, cuando la gente sabía que venía de la familia Wen siempre la miraban con miedo, pensando que era poderosa dentro del nucleo, y que una ofensa hacia ella era meterse con todo la despiadada familia Wen.

¡Error!

Wen Qing siempre fue consciente de que a los ojos de su tío, ella no era más que una molesta hormiga. Él mismo se lo dijo varias veces. Y es que era muy simple, si no le servía, no tenía valor. Resulta que su tío siempre se creyó una especie de Dios sobre la tierra, incontrolable, imparable e intocable. El centro del universo. Cuando en realidad solo era un peligroso agujero negro.

Un agujero negro que arrastró a sus queridos padres a la otra vida.

Después de varios años, su madre por fin logró quedar embarazada, y para cuando el bebé nació, ella tenía doce años. Wen Ning fue algo débil desde pequeño, pero como su padre era médico no había mayores problemas. Fue ahí cuando nació su interés por la medicina. A los ojos de Wen Qing, esa cosita fea debía ser cuidada como un tesoro, y pasaron dos años con relativa tranquilidad. La cosita fea ahora no era tan fea.

En paralelo a ese lapso de tiempo, Wen Ruohan inició negocios demasiado peligrosos con gente aún más peligrosa, bárbaros en la extensión de la palabra. Hombres despiadados y sanguinarios movidos por el dinero. Y cuando él estaba a punto de caer, tomó a todos lo que no le servían y los uso de escudo. Sus padres estaban entre esas personas.

Fue una masacre, realmente una masacre. Ambos bandos se liquidaron hasta que no quedó ni uno de pie.

Siempre ha dicho que no recuerda nada, que debido al trauma su cerebro bloqueo todos los recuerdos, y que, además de correr a esconderse con Wen Ning, no recuerda nada más. Que gran mentira. Lo recuerda todo, la forma abrupta en que llegaron a su casa, el rostro de su madre pidiéndole que se vaya junto a su hermano, el beso en la frente que le dio su padre, la caricia en el cabello y los besos que le dio su madre a los dos, su cuerpo tembloroso y la mirada asustada en el tierno rostro de Wen Ning. Recuerda cada emoción y sentimiento... Lo recuerda todo.

Vagó la noche entera y dos días después de eso, pensó en llamar a la policía, ¿pero qué caso había? Sus padres ya no estaban, y los desgraciados que se los llevaron tampoco estaban en este mundo. No tenía dinero con ella, y tristemente, sin dinero no hay comida, y sin comida no hay fuerzas. Mantuvo el estómago de Wen Ning calmado con fruta que sacó de los basureros y que todavía estaba en buen estado.

Se sentó a esperar la muerte, con su hermano en los brazos, sus ojos hinchados y sus manos temblorosas, susurrando canciones de cuna para que Wen Ning duerma, pensando la manera menos dolorosa de acabar con todo este infierno. Recordó a sus padres, su mirada cálida y amorosa. Y no pudo evitar llorar en silencio.

Sintió una mano cálida posarse en su hombro.

—¿Puedo ayudarte?

Wen Qing levantó la vista, encontrándose con dos mujeres, una adulta y la otra un poco mayor que ella.

—Yo... —su voz estaba ronca, y le tembló un poco.

La mujer a su lado se veía seria, pero tomó el hombro de la adolescente.

—A-Li, ayúdala a levantarse, vamos a llevarla a comer. —dijo la adulta.

Pasó por la calle en la mañana y Wen Qing estaba aquí, ahora era tarde, y Wen Qing seguía aquí, en la misma posición. Obviamente no había comido nada, su rostro pálido la delataba.

No fue una sugerencia, era claramente una orden y no iba a aceptar un no como respuesta.

—Soy Yu Ziyuan, me dicen Madame Yu. Voy a llevarte a comer. Esta es mi hija Yanli.

Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora