-TREINTA Y TRES-

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Cuando Xue Yang se sienta a escribir, generalmente prefiere ambientes tranquilos como una biblioteca, la casa de Wuxian, el pequeño estudio de arte de Huaisang o en su defecto, la cama de su habitación. Nunca le ha molestado que la gente lo vea escribir, al contrario, le parece una buena instancia para hacer que la gente compre sus libros. En su cabeza es un  ganar-ganar redondo.

—¿La tía Yu está en tu casa? —le preguntó Xue Yang a Wuxian por la línea.

Estaban hablando por llamada.

—Yep. Llegó ayer por la tarde. —contestó Wuxian.

De fondo, Xue Yang escuchó claramente la conversación.

"—¿Qué pasó?

—No es nada, mamá, A-Yang pregunta si estás en casa. —explicó el pintor.

—¡Dile a ese mocoso que no pienso explicarle el código penal de nuevo! —exclamó Madame Yu."

Xue Yang no pudo evitar soltar una carcajada.

—Ya la escuchaste... Nada de código penal por hoy, tal vez mañana. —bromeó Wei Ying.

—No hace falta, no era por eso. Quería ver si podía ocupar tu casa para escribir, pero la tía Yu es capaz de patearme el culo si la hago enojar, entonces mejor molesto a Huaisang.

—A-Yang, ¿por qué no quieres escribir en tu casa ahora? Que yo sepa, aun tienes tu cama... —le preguntó Wuxian extrañado.

—No es eso... Digamos que puse en piloto automático mis labores de adulto responsable y se me olvidó pagar la cuenta del agua. Y quiero tomar café mientras escribo. —explicó él.

—¿Y no puedes escribir sin tomar café?

—No.

—¿Ni siquiera estando calentito en tu cama?

—No.

Wuxian soltó una pequeña risa y dijo: —Bien, ve a molestar a Huaisang entonces.

—Que conste que tú me mandaste.

—Si si. Anda.

Colgaron la llamada después de despedirse y Xue Yang guardó su portatil en su bolso y una libreta con hojas a rayas que le encantaba para escribir cuando se quedaba sin inspiración, tenía un poco de todo ahí, desde metáforas sobre sus recuerdos más oscuros a crónicas de sus días más felices y otras vanalidades. En fin, amaba esa libreta con su vida.

Caminó hasta el pequeño estudio de arte de Huaisang y suspiró frustrado al encontrarlo cerrado. Decidió llamarlo por teléfono, porque le daba pereza esperar a que responda los mensajes.

—Xue Xiong, ¿Pasó algo? —le preguntó Huaisang.

Xue Yang sonrió con malicia. —¿Debería pasar algo en particular?

—¡Ah! ¡No lo sé! Yo solo decía.

—Está bien, estaba bromeando. Te llamo por otra cosa. ¿Cambiaste de lugar la llave de tu estudio? No la encuentro.

—Uy... Respecto a eso... Xue Xiong, me vas a matar.

—Te recuerdo que no puedo acribillarme con nadie hasta que la enana se case. Tengo responsabilidades parentales que mantener. —le recordó Xue Yang con cierto aire de obviedad.

—Cierto. A-Qing aún es pequeña para quedar solita. Muy bien.

—Ajá.

—La cosa es que... Perdí mi llave. Y DaGe no quiere darme la llave de repuesto porque dice que soy demasiado descuidado con mis cosas, pero no es mi culpa que la llave sea tan pequeña. Es decir, ¿por qué las llaves son tan pequeñas en realidad? Es demasiado poco práctico. —explicó el menor de los Nie.

Papá Luchón | WangXian AU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora