Las prácticas habían empezado de forma más seria a partir del paso de la primera semana. La entrenadora andaba histérica por el partido del mes que viene. Eran tan buenas bloqueando que las llamaban "La Fortaleza".
Y tampoco es que los chicos estuviesen muy bien. De hecho mi padre estaba que se subía por las paredes. No nos expresó su preocupación pero obviamente algunos lo notamos, sobre todo Ethan. Lo había estado escuchando divagar durante un rato acerca de ese tema.
—El equipo no trabaja mal, eso está claro. Pero lo cierto es que este año solo un chico nuevo ha llegado y necesitamos a un rematador rápido y eficiente. Pero las posibilidades de que un chico con estas características llegue al club antes del amistoso es poco probable.
—¿Así que estás preocupado porque el equipo está aún incompleto?
La verdad es que sí que es una putada.
—¿Y qué tal si buscamos a alguien?
—Me encantaría decirte que es una gran idea pero lo cierto es que no conocemos a nadie que pueda aprender a jugar en tan poco tiempo.
—¿Y qué tal alguien de otro club?
Quizás alguien de fútbol o atletismo nos pueda echar una mano.
A Ethan pareció encendersele la bombilla de las ideas.
—Creo que tengo al candidato perfecto.
—¿Lo dices de verdad? ¿Quién?
—Tú lo conocías. Era muy amigo tuyo de pequeña. Para mí infortunio...
Pues ni idea...
Reí.
—Pues la verdad es que ni me acuerdo...
Él me miró y simplemente dijo:
—Un pelirrojo pecoso. ¿No se te viene nada a la cabeza?
Un vago recuerdo inundó mi mente. Un pelirrojo con un Ethan en miniatura peleando por ver quién me rescataba de las garras del villano (mi padre).
—Algo sí. Era amigo nuestro de pequeños, ¿verdad?
Ethan frunció el ceño, con una expresión extraña.
—Sí. Amigo nuestro... Iré a pedirle que nos eché una mano.
—Genial. Te acompaño.
Su cara fue de absoluto rechazo.
¿Y a este qué le ha dado?
—Ni en broma.
—Vale, pues a tomar por culo nuestros entrenamientos.
Ethan suspiró.
—Vale. Pero como la fastidies tú verás.
Menudo idiota, macho.
Al día siguiente me escaqueé del entrenamiento para acompañar a Ethan al lugar donde estaba el candidato.
Había estado recordando ciertas piezas de mi breve infancia en el pueblo. Y resultó que sí que había un pelirrojo pecoso en la mayoría de ellas.
Recordé cómo jugábamos en casa mientras mi madre y la suya tomaban su café los sábados. Pero, ¿si él también era mi amigo por qué mi madre nunca lo mencionó a él o a su madre?
No le pude dar muchas vueltas, porque enseguida Ethan me lo señaló con la cabeza. Corría a gran velocidad, saltando vallas sin perder en ningún momento la calma o el equilibrio.
—No estoy seguro de hacer esto.
Debe estar de coña.
—¿Lo dices en serio?
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Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)
Teen FictionEl pasado vuelve a la vida de Mia Sanders cuando su familia y ella regresan a su pueblo natal después de 12 años. Ethan Scott, el capitán del equipo de voleibol, resulta ser su amigo de la infancia. ¿Las personas pueden cambiar tanto? Mía solo sabe...