Sam
Ahora que Ashe había vuelto dimos más detalles sobre la escuela contra la que jugarían.
—Es el único instituto contra el que nos queda jugar de este pueblo—les informe a los chicos.
—¿Eso significa que...?— Nao quería saber lo que querían decir con aquello.
—Sí. Vamos a jugar contra la Academia Evangelizadora de la Trinidad.
—Ay madre, no. Ahora a tragarse a los pijitos ultracatólicos de ese sitio. Como no dan asco ni nada—suspiró Naomi.
—Mejor. Así será más satisfactorio ganarles—respondió Ashe, con una sonrisa maliciosa.
—Exactamente. La gente de ese instituto es idiota—comentó Caleb.
—Vamos chicos. Nada de ponerse a criticar al otro equipo. No podéis montar un numerito allí. Es una institución muy estricta y no nos permitirían otro partido amistoso si os echáis a pelear con ellos—reprendió Yuni.
—De acuerdo...—se escuchó a todos decir al unísono.
El entrenamiento siguió como siempre y pasó a una velocidad de vértigo. Todos estaban emocionados. Todos lo habíamos notado y nos uníamos al entusiasmo.
Si hay algo a destacar es que este equipo es totalmente distinto al otro. Son pura técnica, a lo mejor no hay tanto talento como en La Calle pero podría decirse que el que hay está bien aprovechado.
Yuni y yo lo sabíamos. Por eso intentábamos mantener motivados a nuestros respectivos equipos. Y lo estaban, eso no se podía negar. Ashe y Caleb se habían vuelto la pieza clave para el ataque de mi equipo.
Por parte de las chicas noté una mejora desde su último enfrentamiento. Nao y Naomi trabajaban como nunca para dar lo mejor de sí. En el caso de mi pequeña, ella mejoraba a niveles insospechados. Es cierto que aún le fallaban algunas recepciones pero no había nada que la práctica no pudiera arreglar.
—La fecha de los municipales está cada vez está más cerca... En breve se disputarán—comentó Sam.
Había decidido tomarme un respiro aquella tarde con Dylan. Quería contarle cómo iban las cosas en el club. Al fin y al cabo, a él seguro que le interesarían.
—Espero que vayáis bien preparados. No sé qué harán los equipos pero debéis estar listos por lo que pueda pasar. Cada vez son mejores.
—Lo harán genial. Y no lo digo porque yo sea su entrenador, para nada.
Dylan rió.
—Nunca cambiarás, Sam. Siempre tan confiado...
Pues tú si.
—Algunos no hemos cambiado... Otros solo sois un reflejo distorsionado de lo que una vez fuisteis.
—¿De qué hablas?
—De ti, Dylan. Antes jugabas voley constantemente. Ahora no puedes ni verlo. ¿Qué te ha pasado?
—No te importa.
Desvió la mirada. Su gesto mostraba desagrado.
—Sé que lo que pasó aún te duele. Que aún la herida no está cerrada del todo, pero lo amabas. Fue por ti que...
—El pasado debe quedarse en eso. Y sí, he cambiado. Pero el paso del tiempo lo ha hecho inevitable. No soy la única persona de nuestro entorno que ha cambiado.
—Cierto... Maya...
—Ella también ha cambiado. No tiene el mismo brillo en los ojos que antes, ¿no crees?
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Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)
Teen FictionEl pasado vuelve a la vida de Mia Sanders cuando su familia y ella regresan a su pueblo natal después de 12 años. Ethan Scott, el capitán del equipo de voleibol, resulta ser su amigo de la infancia. ¿Las personas pueden cambiar tanto? Mía solo sabe...