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Mia

—He conseguido a alguien que puede ayudarte con el voleibol—dijo Ethan.

Ambos entrenabamos, como cada tarde después de la práctica del equipo.

—¡¿Lo dices en serio?! ¡Gracias!

Lo abracé, sin pensarlo dos veces.

Ha sido tan dulce conmigo. No he podido evitarlo.

Él me estrechó con cariño.

—N-No es nada. Es lo menos que podía hacer por una amiga...

—¿Y cuándo dices qué puede entrenar?—pregunté, mirándole fijamente a los ojos.

¿Está nervioso?

—Puede entrenar los fines de semanas. El resto de la semana le pilla regular.

—Ayyy Ethan, muchas graciaaas. Te quiero.

—Eeeh, yo también te quiero Mia.

Serán imaginaciones mías, ¿no?

—¿Estás rojo?—le pregunté entre risas.

Dejó escapar un suspiro con fuerza.

—Es solo que hace calor.

Ah, vale. Falsa alarma.

—Si tú lo dices... ¡Entonces mañana por la tarde conoceré a mi nuevo entrenador!

—Con que te hubiera seguido entrenando yo habría bastado, ¿sabes?

¿Qué le pasa a este?

—¿Estás celoso? No seas así. Nada iguala nuestras maravillosas prácticas extras.

—Cierto. Aunque este año es mi último aquí en el instituto.

Ladeé la cabeza, confundida.

—El año que viene iré a la universidad.

Asentí.

—Cierto. ¿Has pensado ya que vas a hacer?

—Haré veterinaria, supongo.

Te veo poco convencido, eh.

—Wow, veterinaria. Pues entrar no es fácil. ¿Es realmente lo que quieres hacer?

—No estoy seguro. Me gustaría dedicarme al voleibol, pero creo que es imposible comer de esto.

—Creo que deberías intentarlo. Además, si sales de este mugroso pueblo seguro que tendrás grandes oportunidades. Al menos puedes intentarlo. Nada malo pasará.

—Puede ser... ¿Y tú?

—¿Yo?

Hostia. Pues ni me lo he planteado.

—Sí, tú. ¿Qué quieres hacer cuando salgas de aquí?

Lo pensé durante unos segundos y respondí:

—Aún no lo sé. No hay nada que me llame la atención o me apasione.

—¿Y el voley? Pareces muy interesada.

—Lo estoy, pero no de la forma que tú crees. Me gusta pero no creo que sea mi sueño.

—Tienes tiempo. Te queda un año para tener que decidir.

—Cierto. Además mi objetivo ahora mismo está muy claro.

—¿Ah sí? No sabía que te hubieras puesto un objetivo.

—¡Por supuesto que me he puesto un objetivo! Quiero que nuestro equipo vaya a los regionales, Ethan. ¡Y no pararé hasta que lo consigamos!

—Es una meta interesante. ¿Crees estar a la altura?

Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora