Sam (Extra #1)

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23 de septiembre

Maya y yo vamos a casarnos. Por fin me he armado de valor y se lo he pedido. Llevaba ahorrando un tiempo y ahora que por fin tenía el dinero suficiente le pediría matrimonio con un anillo en condiciones y tendríamos la boda que ella merecía.

No la amo. Eso está claro, ¿verdad? Pero... quiero ayudarla y... también olvidar a Diana. Aunque me la imagine cuando hinque la rodilla en el suelo para pedirle la mano en matrimonio a Maya. Me imaginé ese pelo ondulado y rebelde y esa mirada pícara diciéndome que no para después besarme y decirme que claro que se casaría conmigo.

En su lugar Maya sonrió levemente y murmuró un sí. Maya había cambiado y yo había cambiado.

Ella era más atractiva y más fría. No nos habíamos tocado jamás, a pesar de ser pareja. Quizás un roce casual de labios cuando ambos nos frustrábamos. Ella y yo teníamos una conexión distinta al amor. Ni mejor ni peor que este. Ella era... metódica, inteligente y con un gran carácter. La mujer perfecta... para Dylan. Para mi gran amigo Dylan.

Cuando quedé con él para hablar de mi compromiso su cara se torció. ¿Celos? Quizás. Para intentar hacerme enfadar él insinuó que ya había mantenido relaciones con Diana. Lástima que él no sabía que ella y yo ya habíamos intimado. Me pareció asquerosa la forma en que alardeó de ello como un trofeo. Diana no es un trofeo, me cagó en la puta. Maya tampoco lo es. Ambas eran parte de mi vida y no iba a dejar que las tratara así.

Intento sacarme si yo había intentado algo con Maya. Le susurré que no y él me dijo que se cansaría de mi lentitud y buscaría a un hombre que verdaderamente la complaciera, que la llenará. Esa última palabra me causó náuseas. Se refería a sí mismo, obviamente. Es un sinvergüenza. Como yo siempre digo, mi mejor amigo murió el día en que se rompió la red. Era un capullo manipulador y que se hacía siempre la víctima. Solo sabía hacer daño...

Así que sí, me casaré con Maya. Que le jodan a Dylan, Maya se merece ser feliz.

15 de mayo

La boda fue antes de ayer. Fue bonita, llena de blanco y eso. Como cualquier boda normal, supongo. Excepto por el detalle de que no pasé mi noche de bodas con mi esposa. Apareció a la mañana siguiente y yo sabía perfectamente donde había estado. Venía llorando y con marcas moradas en el cuello.

Ese hijo de puta...

¿Lo había hecho en serio? ¿Se había atrevido?

Se la había follado y después la había tratado como basura... Dylan estaba definitivamente muerto para mí.

Corrí en busca de Maya y la estreché en mis brazos. Ella aceptó mi contacto y me dijo que la ayudará a preparar el desayuno. Yo soy un pésimo cocinero y ella también. Somos la pareja perfecta.

Pasamos el día entre taza de café y taza de café. Y obviamente cuando la noche llegó ninguno de los dos pudimos pegar ojo.

Ella me miró y me atreví a preguntarle por las marcas de su cuello. Si se las había hecho Dylan.

Ella asintió y pidió perdón. Le dije que si él había sido gentil y ella me aseguró que sí. La miré a los ojos y ella suspiró, cansada de estar despierta. Maya estaba muy guapa esa noche, la verdad. Sus manos se quedaron sujetas a mis hombros y ella me agradeció mi preocupación. No entiendo porque pero mi cuerpo terminó besándola. No entiendo porque ella me siguió el beso. Tampoco entiendo porque mierda acabé sin ropa y con ella sobre mí. ¿Cómo coño acabé haciendo eso con el amor de la adolescencia de mi mejor amigo? Era un mierda...

Pero Maya... Ella me trata de una forma que me hace bastante feliz. No soy el rival por el amor de Diana ni el roba amores. Con Maya soy yo, Sam. Ella se enfada rápido y es algo marimandona pero hay algo en ella que me hace feliz. Y mentiría si dijera que no compensamos con más de un polvo el que no echamos la noche de bodas.

Dylan me mataría si supiera esto pero Maya pareció disfrutarlo, así que él puede irse a la mierda un poco y dejarla ser feliz.

18 de abril (2 años después).

Maya ha estado vomitando los últimos tres días. Preocupado por ella, le dije que se quedara en casa. Ella me dijo que fuera a por una prueba de embarazo y yo seguí su orden. Le dije sin tapujos que fuera de quien fuera el hijo cuidaría de él. Ella soltó una carcajada y me dijo que ese niño era mío. Yo no había sido precisamente un santo. Desde... bueno... aquella vez que lo hicimos porque sí, la verdad es que se había vuelto una costumbre (y tampoco es que hubiéramos tenido mucho cuidado que digamos). Había algo en ella que me hacía no poder apartarme. Y sí, saber que el hijo era nuestro me hacía ilusión.

Ethan era como un hijo para mí pero... Mi mente sin querer visualizó a una niña con los ojos de color azul cielo, como los de Maya y sin siquiera saber porque ya estaba sonriendo. Las de la farmacia del pueblo me miraron raramente felices. Seríamos el cotilleo de las calles durante unas semanas.

Llegué a casa y solté las llaves por el primer sitio que se me ocurrió. Entré al cuarto y me senté junto a ella en la cama. Maya me quitó la caja con la prueba de la mano y yo la seguí. Ella me gritó entre tartamudeos que no mirara. Mi traviesa mente dejó que mi boca dijera que la había visto en situaciones más expuestas que esa. Ella casi me mata pero su cara no tuvo desperdicio.

Dos rayas.

Voy a tener un hijo. Joder esto es demasiado para mí. ¿Maya y yo criando un bebé? Apenas sabemos cocinar para nosotros. ¿Y si le da algo de comer tanta comida quemada? Mi cuerpo tembló en ese momento pero... Ella me abrazó. Y no se sintió como las otras veces, pareció algo no forzado. Ya no era el sustituto de Dylan. Era nuestro hijo, joder. Maya y yo vamos a ser padres.

30 de enero

Mía Sanders es el nombre de nuestra hija. Mi apellido suena bien cuando esa criaturita lo lleva. Tiene los ojos de Maya. No negaré que decidí ir en busca de Diana por inercia. No quería que Dylan estuviera con mi hija. No quería que se apropiara de ese momento al igual que hacía con todos los momentos felices de Maya. Nuestra boda, el nacimiento de nuestra hija...

Él siempre intentaba jodernos de alguna forma.

Cuando Maya llegó a casa estuvimos toda el día detrás de Mía. No porque ella sea mala. Al contrario, es la bebé más tranquila que hemos conocido.

Ethan me dijo en el hospital que quería ser su novio. No le conté eso a Maya. No quería que le diera algo pero yo me reí. Parece que de tal padre tal hijo...

La verdad es que tanto mi mujer como mi hija parecen tener a los Scott hechizados. Pero mientras esté en mi mano no dejaré marchar a ninguna hasta que ellos muestren que no les harán daño. Aunque si Maya es más feliz con Dylan supongo que con todo el dolor del corazón la dejaré ir...

26 de junio (17 años después)

Maya y yo somos un matrimonio como Dios manda. Me ha hecho muy feliz acabar con todo. Diana siempre será mi primer amor pero... Maya siempre ha estado conmigo y es la madre de mi querida hija. No puedo evitar sonreír cuando ambas dicen algo. Tienen un humor horrible y son de carácter fuerte pero siempre saben como subirle el ánimo a cualquiera.

Ethan es ahora el novio de Mía. Le advertí cque como le hiciera daño a mi hija lo pagaría caro pero prometió no hacerlo de manera tan sincera que me cuesta creer que no lo cumpla.

La hija de Jaime parece ser casi tan arrogante como él pero con motivo. Es una chica muy inteligente y sagaz, es la mejor amiga de mi hija y la futura capitana del equipo femenino así que creo que parece más feliz ahora que se han solucionado sus problemas.

Me siento libre yo también. Libre de vivir con mi verdadera familia, de ser yo mismo.

Maya y Mía me han salvado de los fantasmas que yo mismo me cree.

Dedicó esta última página a Dylan y a Diana, por ser mi pasado. Y a Mía y a Maya, por ser mi pasado, presente y mi futuro

[Diario de Sam: Fragmentos sueltos].

Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora