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Mia

—Disputaremos un partido contra el Instituto William George Morgan en una semana. Es uno de los más reconocidos en la ciudad de al lado—contó mi padre con toda la normalidad del mundo.

Me quedé boquiabierta pero después lo pensé bien. No era casualidad que justo hubieran contactado con ese.

No por nada la entrenadora del equipo masculino es la prima de mamá. El hijo de esa mujer...

Desde que éramos muy pequeños, mi madre y su prima se llevaban genial De hecho incluso se veían cada fin de semana cuando ellos aún vivían en la gran ciudad.

Tendré que tragarme al acosador del hijo de la prima de mamá. Encima se refiere a sí mismo como "mi primo". Es todo lo que yo no. Parece el hijo que mi padre siempre quiso tener y no tuvo. Entusiasta del voley y todo eso.

Pero todas las veces que yo misma quise darme la oportunidad de probar a jugar me veía eclipsada por mi miedo a no estar a la altura.

Obviamente no iba a admitirlo delante de mis padres pero yo era consciente de que era bastante mediocre. Así que durante todo ese tiempo fingí un falso desinterés.

Fruncí el ceño molesta.

Como perdamos tendré que aguantarlo...

Vi a Nao y Naomi discutiendo. Cuando Naomi dejó a Nao sola, yéndose bastante molesta, Nao vino a buscarme.

—Hey Mia. Vuelve al mundo real, tía.

—¿Hmph? Si Nao, perdón. Es solo que...

—No me digas que tú también andas pensando en "chicos guapos" como Naomi— enfatizó, simulando una voz ridícula y ñoña.

—¿Por qué iba hacerlo? Que vosotras no penséis en otra cosa que no sean chicos no significa que yo sea igual.

—¿Yo? ¿En chicos? Bueno, si tú lo dices—Nao soltó una carcajada.

—Es la verdad. No me apetece hablar sobre ese tema ahora la verdad.

—¿Te pasa algo? No sé, es raro que no estés eufórica al enterarte de que vamos a disputar un partido.

—Pues verás es que...

Le conté que era lo que me traía loca.

—Así que es eso. Supongo que es comprensible. Es uno de los mejores equipos de la ciudad. Recuerdo haber oído que mis antiguos compañeros jugaron un partido contra ellos y les dieron una paliza. Ambos equipos. Fue humillante.

—Gracias por los ánimos, Nao.

—No intento animarte, tontita. Solo quiero que sepas que te apoyo. Además, ¿qué gracia tendría ganar siempre?

—¿Estás hablando en serio tú de valorar las derrotas? ¿Tú? ¿Nao Oita?

—¡Eh! ¡Que sea presumida no quita que sé que no puedo ganar siempre! Además, una victoria sabe mejor cuando antes saboreas un poco de derrota, ¿no crees?

—En este caso no.

—Oh, vamos. ¿Es que no valoras mínimamente lo afortunada que eres? ¿Te das cuenta de lo malcriada que suenas?

—¡¿Yo?! ¡Escúchame bien!

—No. ¡Escúchame bien tú! Ya me tiene harta esta charla. Te quejas de que vas a perder, ¿en serio? Saldrás a la pista. No como yo. Ganemos o perdamos, tú eres necesaria. ¿Y yo qué? ¿Me quejo de que nos veré perder desde el banquillo? ¡No! Práctico como una maldita desgraciada para ver si a la entrenadora le causó un mínimo de pena y me deja salir al campo.

Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora